“Claro”, respondió Zachary con una expresión fría en su rostro.

“Gracias…”. Ella forzó una sonrisa rígida y se despidió. Luego, rápidamente se dirigió hacia la puerta como si estuviera huyendo de una amenaza inminente.

“Espera”. Zachary la detuvo en un tono indiferente que estaba plagado de magnetismo y agudez. Charlotte se detuvo en seco como si hubiera sido golpeada por una maldición. Ella se volteó con miedo.

“¿Necesitas algo más?”.

“¿Cómo te vas a ir?”. El hermoso hombre levantó los ojos y la miró. Su mirada, que brillaba como piedras preciosas, parecía contener un poderoso encanto.

Cada vez que ella lo miraba a los ojos, sentía como si hubiera un sello en su corazón. Esta vez no fue diferente. Ella tragó saliva con ansiedad. Su tono se sintió aún más nervioso que nunca cuando dijo: “Voy a tomar un taxi… por supuesto…”.

Un objeto dorado brillante voló de las manos de Zachary hacia ella, tan pronto como habló.

Ella lo atrapó instintivamente y se dio cuenta de que era un juego