“Madre, vine a recogerte. Sube al coche”.

Virginia le puso los ojos en blanco a Sortiria, se dio la vuelta y caminó hacia el coche.

“¡Espera!”. Sotiria dio dos rápidos pasos al frente y se paró frente a Virginia. “Escuché que mi madre se ahogó en este mismo lago hace ocho años. Y tú casi me matas hoy. Pasó justo aquí también. Qué coincidencia eh, ¿no lo crees?”.

Virginia la miró fijamente. “Sí, qué coincidencia, pero muchas coincidencias ocurren en este mundo. Así que, ¡¿qué es lo que quieres decir, p*rra?!”.

Las cejas de Sotiria se arrugaron debido a la ira. “Tú sabes lo que estoy diciendo. ¡Mi madre también fue asesinada por ti!”.

Virginia se quedó sin palabras ya que estaba ligeramente sorprendida por el repentino impacto. Sin embargo, ella dijo con una sonrisa nerviosa y exasperada en el siguiente segundo: “¡Pequeña p*ta promiscua! ¿Andas confundida por todo el sexo que has tenido a lo largo de todos estos años, o has tomado tantas drogas que te han chamuscado el cerebro de po