Era otra llamada de un número desconocido, ella respondió la llamada casualmente.

“¿Aló?”.

“¿Te sorprende escuchar la voz de tu amante?”.

Cuando esa voz clara, magnética pero seductora que se asemejaba a la brisa fría que venía de la cima de una montaña nevada llegó a sus oídos, ya no pudo mantener la calma. Su mano izquierda tembló y su cuchara cayó en la sopa.

“¿Zachary Connor?”.

Zachary, que estaba al otro lado de la línea, curvó los labios ligeramente mientras levantaba sus cejas bien formadas.

“Puedes distinguir mi voz con solo escucharme decir unas pocas palabras. Tal como pensé, ya me tienes en tu corazón”.

La comisura de los labios de Sotiria se crisparon, ella hizo todo para que su voz fuera lo más tranquila posible.

“Señor Connor, te he dejado muy claro que nunca seré tu amante. Por favor, compórtate. Además, enviar flores es anticuado y poco original. Esas flores no me conmovieron en absoluto. Casi me muero de la risa, así que les pedí que te las devolvieran. ¡Toma e