Después de que Walter se fue, Annalita, Charlotte, Zachary y Miranda también se retiraron del salón.

Cuando caminaron hacia el estacionamiento, un gruñido que sonó como un trueno estalló diagonal a ellos.

“¡Lo sabía! ¡Sabía que debías estar tramando algo al presentarte hoy! ¡Cómo te atreves a mostrar ese tipo de vídeo asqueroso frente a mis amigos y familiares!”.

“Caray, miren, ¿acaso no es el novio, el Señor Jefferson Connor?”, ​​dijo Annalita con calma cuando vio que Jefferson se acercaba a ella.

“¿Pensé que fuiste tú quien le dijo a Zach que estabas contento de que él pudiera venir? ¿Por qué ahora estás disgustado?”.

“Tú…”. La cara de Jefferson estaba contorsionada por la ira, y sus ojos parecían estar arrojando fuego.

Annalita sonrió victoriosa.

“Por cierto, cuando Zach te dijo que te habíamos preparado un regalo generoso, se lo agradeciste. Ese vídeo es el generoso regalo que preparamos para ti. Ya qué has recibido tu regalo, ¿no crees que todavía nos debes un gran agradeci