“Volví para ver cómo estabas. Ahora que te he visto sana y salva, puedo dejar de preocuparme. Haré lo que dices, Carlie, volveré a Solaris hoy”. Los ojos azules de Zenios podían poner a cualquiera en un trance.

Charlotte alborotó alegremente el cabello de Zenios.

“Mmm. Ese es mi buen Zenios. ¡Ya márchate!”.

La felicidad en los ojos de Zenios se pausó en su lugar como si una corriente helada lo golpeara.

'¡Carlie! ¡Ella siempre será la que se me escapó y mi diosa como ninguna otra!'.

Él había viajado de regreso solo para verla. Había estado frente a ella por menos de cinco minutos, ¡y ella ya lo estaba mandando lejos!

El bonito rostro de Charlotte se llenó de confusión cuando vio la expresión extraña en el rostro de él.

“Zenios, ¿qué ocurre?”.

“Jeje… No es nada. Ya me voy…”.

A pesar de decir esto, Zenios permaneció parado frente a ella. Él miró sin pestañear su rostro hermoso y delicado durante al menos cinco segundos antes de decidir, con gran dificultad, darle la espalda. Él