Zachary se volvió para mirar a Lorraine, pero sus ojos eran fríos y distantes, como si estuviera mirando a una extraña que no tenía nada que ver con él. “Estoy muy ocupado, ¿qué tienes que decir? Se breve”.

Como si hubiera caído en un abismo de hielo, Lorraine tardó un tiempo en calmarse antes de poder encontrar su voz. “Escuché que rechazaste trabajos importantes para acompañar a Carlie, pero ¿ni siquiera me das tiempo para decir algunas palabras?”.

Un toque de peculiaridad cruzó por los ojos sombríos de Zachary.

Él tenía que admitir que cuando se casó por primera vez con Charlotte, aunque ya había decidido separarse de Lorraine, todavía la amaba profundamente. Sin embargo, cuanto más se llevaba bien con Charlotte, la posición de Lorraine en su corazón se volvía más ligera.

Lorraine; la mujer a quien una vez amó tanto y no podía esperar para darle el cielo. Su apariencia, voz, personalidad… Todo seguía igual que antes, sin rastro de cambio.

Pero ahora, al ver su mirada lastimera