La mirada de Charlotte se volvió aún más fría. “Lo que han oído de mí es la vieja yo. ¡Ahora he cambiado y nunca más seré tolerante y amable con aquellos que me lastiman maliciosamente!”.

Después de eso, se dio la vuelta y se fue.

“Señorita Simmons, ¡no puede dejarnos así!”.

“Por favor, Señorita Simmons, se lo ruego. Me acabo de comprometer y nos casaremos el próximo mes. Mi felicidad no es fácil de conseguir, ¡así que no puede permitir que el Señor Connor me destruya!”.

“Señorita Simmons, por favor, se lo ruego, Señorita Simmons-”.

“¡Suficiente!”.

Zachary gruñó y las dos doctoras guardaron silencio.

Al mismo tiempo, Lucas, que había estado esperando órdenes fuera del sótano, se acercó a Zachary con una sonrisa en su rostro: “Bueno, Segundo Amo, ¿qué hago con ellas?”.

“Trae al Doctor Stewart y pídele que implante un niño en los úteros de estas dos mujeres”.

La voz de Zachary era clara e indiferente, pero sonó como un trueno en los oídos de las dos doctoras. Ambas se vieron env