Charlotte estaba tan asustada que su mano tembló y su celular cayó al suelo. Volteó la cabeza y miró el rostro bien definido antes de que pudiera inclinarse y levantar el celular. “Ella me invitó a la Gala de Joyas mañana”.

Zachary echó un vistazo a su celular con indiferencia. “¿Eso es todo?”.

Annalita también la había instado a tener un bebé con él. Sin embargo, sería imposible para Zachary, que siempre había sido regio e indiferente, hacerlo con ella sin que él estuviera drogado o queriendo castigarla. Si ella le contara al respecto, la haría verse extremadamente extraña y haría creer a Zachary que ella tenía ideas pervertidas de él…

¡Bueno! Charlotte no podía negar que tenía algunos pequeños pensamientos sobre Zachary de vez en cuando. Él era un hombre tan majestuoso y perfecto, por lo que sería anormal que una mujer no pensara para nada en él.

Sin embargo, ¡nunca le diría esas cosas a Zachary! Entonces, ella sonrió rígidamente. “Eso es todo. No hay más nada”.

Los ojos de Zach