“Vaya, si no es la celebridad más grande del mundo, Allegra. ¡Bienvenida! ¡Bienvenida! Es un verdadero placer tenerte en mi casa y la de Zenios, mi corazón apenas puede contenerse”.

Tiffany dejó la regadera y se acercó a Charlotte con una gran sonrisa cálida en su rostro.

Las cejas de Charlotte se torcieron.

¡Sí!

Tiffany se había casado con Zenios hace cuatro años y habían organizado una boda espectacular que había llamado mucho la atención de diferentes estratos de la sociedad. Estaban legalmente casados, así que ella también era la propietaria legítima de esta casa.

Sin embargo, Charlotte todavía sentía una oleada interminable de repugnancia y asco cada vez que escuchaba a Tiffany alardear abiertamente sobre su relación con Zenios.

Ella levantó las cejas con frialdad. “Tiffany, sé que no me estás dando la bienvenida para nada, así que puedes dejar de actuar. Si no lo haces, de veras que te voy a golpear”.

Después de que terminó de hablar, levantó el brazo en el aire como si fu