“¿Qué haces aquí, Jebediah? ¿Qué fue… lo que dijiste? No te entiendo”.

“Sería comprensible si otra persona no me entendiera. Pero, ¿cómo es posible que tú no me entiendas?”.

Jebediah había entrado en la sala en este punto, mirando su rostro demacrado desde lejos. Sus pupilas heladas eran una mezcla de dolor y arrepentimiento.

“En realidad, llegué cuando llegó Charlotte. He estado parado en la puerta, escuchando tu conversación. ¿Aún no lo entiendes, Lory? Zach confía en Charlotte. Si confiesas ahora, Zach podría perdonarte por su pasado mutuo. El rehusarte a confesar solo te traerá daño”.

“Jebediah…”.

Lorraine, que ya estaba desesperada, tenía un presentimiento de que algo peor se acercaba.

Sin embargo, ella se negaba a rendirse. Luchó con su último aliento, como una mujer que se estaba ahogando, luchando contra la muerte.

“¿Qué te pasa hoy? ¿Por qué dices esas cosas también? ¿Acaso Carlie te sobornó? ¿O es el día de los inocentes? ¿Me estás jugando una broma?”.

“¡Lory!”. Jebed