Lorraine se fue felizmente después de que Sotiria aceptara ser su dama de honor.

Garrison se excusó y dijo que iba a acompañar a Lorraine a la puerta.

Él siguió a Lorraine hasta el ascensor. En el momento en que la puerta del ascensor se cerró, la expresión tranquila de su rostro se disolvió y miró a Lorraine.

“Me prometiste que no volverías a meterte con Tiria. ¡Solo han pasado unos días y ya has olvidado tu promesa! Ja, ¿abofetear a esa gente en la cara? ¿Invitarla a ser tu dama de honor? ¡Esas son solo tus excusas! Lorraine Larson, ¿qué le pasa a tu cerebro? Estoy seguro de que conoces las consecuencias de tus acciones mejor que nadie. Tiria ahora no lo sabe, y cuando recupere la memoria y recuerde que la invitaste a ser tu dama de honor, ¡te odiará hasta la médula! ¿¡Por qué tienes que ser tan tonta!?”.

“¿Tonta? ¿Yo?”. Lorraine se burló.

“Sí, es cierto. Soy una tonta, pero todavía quiero hacerlo”.

Aunque Garrison estaba enojado con Lorraine, él la había consentido desde la in