Solo queda una noche en santa Mónica, el día anterior había tenido mi primera discusión con Jacob. En ese momento me preguntaba si realmente se había molestado o solo lo hacia para verse como el hombre enamorado que protege su presa.

__¡Que hermosa vista! Que triste saber que mañana tenemos que viajar. —Jacob lo dijo con tristeza.

__¡Lastima! Me gustaría quedarme por más días, pero el trabajo no espera—respondí.

__¡Helena, te das cuenta de como se ven las olas tan agresivas!.

__¡Dios, es verdad! Y mira como relampaguea, creo que en unos minutos la llovizna comenzara con fuerza.

__Si, así es. El viento está muy fuerte, debemos cerrar las ventanas—Jacob trato de cerrarlas, pero se le estaba haciendo imposible, una tormenta había empezado.

__¡Que frio el que hace! Déjame te ayudo, solo falta cerrar la puerta del balcón—empecé a sacar todas mis fuerzas, el viento estaba muy agresivo, las lámparas se movían de lado a lado, todo parecía ser una noche de terror.

__¡Que cansancio! Esta