Negocios

Una semana después y de visitas diarias a la veterinaria, por fin podían llevárselos a casa. Jacob había tomado la decisión de adoptarlos, desde que los vio sintió que era su deber, tenia un patio grande donde les había formado una casita cómoda para su recuperación.

__ ¡Quisiera ser perra y dormir todo el día! —Isabel se tendió sobre el cómodo sofá de su nueva casa.

__ ¡Isabel, mijita pero que son esas palabras! —Clarisa respondió asombrada.

__Suegrita, no he dicho groserías. ¡No digas blasfemias!—Isabel extendió sus brazos de lado a lado. —¿siento un olor extraño, lo sientes Claris?.

__ ¡Tienes razón! Viene del patio, espérame aquí y reviso de donde proviene el olor.

“Pero aquí no se ve nada que pueda producir ese olor” —clarisa paso su mano por todo su corto cabello volviendo a la entrada.

__ “Vecina, vecina” —Un joven de anteojos la llamaba.

__” Clarisa se dio media vuelta alzando la ceja—¿Dime jovencito?—Se fue acercando.

__Siento si el olor les incomoda, llegue de viaje
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