Llegando casa lo primero que hizo helena fue abrazar al pequeño zack, le dijo que esta noche irían a comer helado o lo que quisiera.

__Hija como te fue, te veo muy triste—Le pregunto su madre.

__Madre—dijo llorando—Vi su rostro, no pude soportar verlo en ese ataúd, le hable y le dije que lo perdone, me libere y le prometí que por su alma cuidaría bien de su hijo.

__Tranquila hija, llora todo lo que quieras, estarás mejor—su madre la abrazo—Tu padre esta muy feliz con el niño, ha jugado toda la mañana con él, es un niño tan fuerte, el sabe que su padre ya no está y a su corta edad lo lleva con calma.

__Lo sé, pero bueno ya no quiero llorar más, la vida sigue y ahora tengo una responsabilidad—Helena limpio sus lágrimas—tengo que buscar una nueva escuela para zack, tengo que cambiar mis horarios de trabajo, madre tengo que cambiar muchas cosas de mi vida.

__ ¿Esta segura? Hija no solo serás tú, todos en esta casa tenemos que cambiar muchas cosas por el bienestar de este pequeño—dijo