Capítulo setenta y tres
A la mañana siguiente, Zane se despertó con un fuerte dolor de cabeza. Sentía como si acabara de ser atropellado por un coche.

Justo entonces, la puerta de su habitación se abrió y entró Daniel con un tazón en la mano.

"¿Cómo te sientes?". Zane gimió.

"Como la mierda". Daniel rio entre dientes.

"Intentamos advertirte que no bebieras tanto. Toma, te traje un tónico para las migrañas". Zane hizo una mueca.

"Prefiero que me atropelle un camión que beberme eso". Daniel puso los ojos en blanco.

"Pues perfecto. No digas que no te lo advertí. Tienes que salir de la cama, hay un problema urgente". Zane se giró hacia él con una ceja levantada.

"¿Qué es?".

"La manada de un país vecino ha sido atacada". Zane gimió y luego dejó escapar un suspiro antes de levantarse lentamente de la cama.

"Ahora mismo, mi primera prioridad es recuperar a Kiara. Todo lo demás tendrá que esperar". Daniel suspiró.

"No estás pensando con claridad en este momento, Zane, así que te dejaré ser por un
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