Liam agarró a la Reina de las Brujas por el cuello y la estampó contra las paredes de la cueva.

"¿Qué quieres decir con que no puedes ayudar?", gruñó en su cara mientras ella se limitaba a mirarlo inexpresivamente.

"Te advertí desde el principio que habría consecuencias por tener tanto poder dentro de ti, pero no me hiciste caso". Sus dedos se apretaron alrededor de su cuello.

"No pedí el sermón, bruja, y no me arrepiento de mi decisión. Solo ayúdame con el maldito dolor". Ella lo miró fijamente durante un rato y luego dejó escapar un suspiro.

"Te ayudaré con el dolor, pero no durará. El dolor volverá". Liam suspiró.

"Solo hazlo". Ella asintió.

"Tienes que soltarme". La miró fijamente antes de soltarle el cuello. Ella tosió ligeramente mientras se hundía en las paredes de la cueva. Nunca debió aceptar asociarse con él.

Quería más poder, pero el resultado le salió por la culata y la convirtió en una esclava.

"Levántate de una vez, ni siquiera te he sujetado el cuello con tanta