Kiara intentaba comer lo más despacio y mejor educada que podía por la forma en que Zane la miraba fijamente. Antes hubiera podido comer como quisiera, pero todo era tan nuevo que se sentía incómoda con él mirándola así. "Si sigues comiendo de esa manera, no podrás comer tanto como sé que realmente quieres", murmuró Zane y luego se levantó y comenzó a colocar toda la comida que a ella le gustaba en su plato. "Zane, no tienes que...". Él la miró de reojo y ella cerró la boca de inmediato. "Odio que seas tan precavida conmigo. Extraño a la Kiara traviesa, ¿dónde está?", murmuró mientras se sentaba de nuevo en su asiento y luego acercó el asiento y el plato de comida de ella hacia él. "¿Qué intentas hacer?", preguntó ella. "Quiero darte de comer como te había ofrecido antes. Preferiría que te sentaras en mi muslo, pero sentarte tan cerca de mí también está bien", murmura, luego toma un poco de comida y se la acerca a la boca. "Come de un gran bocado". Ella frunció el ceño.
Kiara gimió y se estiró a la mañana siguiente cuando se despertó. Entrecerró los ojos cuando los duros rayos del sol cayeron sobre su cara. ¿Por qué el sol siempre estaba tan alegre estos días? Se incorporó lentamente en la cama y permaneció así un minuto antes de levantarse y estirarse de nuevo; luego se dirigió hacia la puerta, la abrió y entró en la sala de estar. Frunció el ceño al ver lo incómodo que estaba Zane en el sofá y la culpa se apoderó de su pecho. Bueno, no era culpa suya que él tuviera todas las demás habitaciones cerradas. Aunque pensaba así, no podía evitar sentirse culpable, así que decidió prepararle algo para desayunar. Caminó sigilosamente hacia la cocina y revisó si había comida y, sorprendentemente, sí había. Entonces sacó la mezcla para panqueques y decidió hacer panqueques, huevos y tocino porque era todo lo que tenían. Mientras preparaba la mezcla en un tazón, sonó un teléfono en la mesa y se sorprendió al ver que era el suyo. ¿Había dejado el telé
Kiara lo miró con los ojos muy abiertos y luego soltó una risita. "Eso ha sonado preocupante, ¿debería preocuparme o te estás obsesionando conmigo otra vez?". Murmuró mientras se inclinaba más hacia él con una sonrisa. "¿Quién dijo que alguna vez dejé de hacerlo?". Murmuró él y luego se giró hacia ella y la seriedad en sus ojos la hizo contener la respiración pero luego se rio para aliviar la tensión. "Bueno, será mejor que lo superes porque después de estas vacaciones, volveremos a ser extraños". Un ceño fruncido apareció en su rostro y desapareció en un instante pero ella lo notó. "Por eso tenemos que aprovechar el tiempo que tenemos juntos, ¿no crees? Dormiré en el suelo y no te molestaré". Ella suspiró y se mordió el labio inferior. "¿No te quejarás e intentarás meterte en la cama conmigo?", preguntó con una ceja alzada. "Bueno..."."¡Zane!". Dejó escapar una risita. "Lo prometo, no intentaré subirme a la cama". Ella suspiró y luego asintió. "De acuerdo, puedes qu
Heather gimió nada más escuchar que llamaban a la puerta principal. ¿Quién podría ser? No esperaba ninguna visita. Decidió ignorarlo, esperando que se fuera, pero los golpes se volvieron frenéticos, lo que la hizo suspirar antes de levantarse de la cama. Más le valía a aquel imbécil tener una buena razón para despertarla tan temprano. Se puso las pantuflas con rabia y se dirigió furiosa hacia la puerta principal. "Más te vale que...". Se detuvo al ver que era su arrendador con algunos hombres detrás de él. "¿Pasa... pasa algo?". El hombre suspiró y por la expresión de su cara, lo que fuera a decir no le iba a gustar a ella. "Señorita Heather Swift, siento tener que decirle esto pero usted y la señorita Kiara tienen que mudarse de este apartamento inmediatamente". Los ojos de Heather se abrieron de par en par mientras contuvo la respiración. "¿Tenemos que hacer qué? ¿Por qué?". Antes de que el arrendador pudiera decir algo, Samantha apareció detrás de él con un vestido de c
Kiara estaba ocupada pensando en la extraña llamada que acababa de recibir de Heather cuando Zane se quejó, haciendo que volviera su atención hacia él y sus ojos se abrieron de par en par. Se había olvidado por completo de él. Se levantó de su asiento y se acercó a él. "¿Qué pasa?", preguntó mientras le quitaba la harina de la cara y el traje. "Me ha entrado en el ojo y me duele mucho", murmuró y estaba a punto de frotarse los ojos con el puño cuando ella se lo apartó de un manotazo. "No lo toques, eso lo empeorará. Ven, vamos a lavarlo con agua", murmuró y luego lo llevó al fregadero y debido a lo alto que era, su cabeza no podía colocarse bajo el grifo, así que tuvo que tomar un tazón de agua para limpiárselo. "¿Te sientes mejor?", murmuró ella y él negó con la cabeza. "Creo que tienes que soplar en él". Murmuró y ella suspiró antes de dejar caer el tazón y llevarlo hacia la silla para luego sentarse y comenzar a soplar su ojo. "¿Ya se te ha ido?". Él negó con la cabeza
Heather suspiró mientras colocaba sus maletas en el coche de Levi. Él había sido el único en quien pudo pensar que la ayudaría con su situación. Por supuesto, había querido llamar primero a Daniel, pero ¿por qué iba a hacerlo? Probablemente ni siquiera la ayudaría y no eran nada el uno para el otro. Sonrió a Levi mientras éste ordenaba a los hombres que había traído que metieran las cosas en el camión de mudanzas que había traído. "No te preocupes, le hablaré bien de ti a Kiara". Levi se rio entre dientes. "Me gustaría pensar que tú y yo somos amigos ahora, así que hago esto por las dos. No creo que puedas llevarte todo esto a un hotel, así que te quedarás en mi villa conmigo". Heather levantó una ceja. "¿Contigo?". Puso los ojos en blanco. "No eres mi tipo, Heather y además, mi corazón late por tu amiga". Ella frunció el ceño. "¡Cielos! No tenías que decir esa primera frase". Él soltó una risita. "Lo siento, pero de todos modos, casi no me quedo en mi villa, así que ser
Subieron al coche y mientras el conductor avanzaba, Kiara no pudo evitar admirar las hermosas calles. ¿Por eso llamaban a París la ciudad del amor? Porque cualquier lugar que mirara tenía un aire romántico. "¿Vamos a hacer turismo?", preguntó mientras se giraba lentamente hacia Zane y él asentía. "Hacer turismo es una de las principales cosas que hacen las parejas aquí... creo. Incluso si no lo es, siempre y cuando quieras hacerlo, entonces lo es". Ella soltó una risita y luego le dio un golpecito en el pecho. "Ahora no es el momento de ser cursi conmigo", murmuró y luego miró por la ventana. "¿Esa es la Torre Eiffel? He escuchado hablar mucho de ella. ¿Vamos a ir a verla?". Él asintió. "Sí, pero hoy no. Tenemos otra actividad que hacer hoy y sé que te va a gustar". Ella se volvió hacia él con una sonrisa y se inclinó para darle un beso en la mejilla antes de apoyar la cabeza en su hombro, lo que lo sorprendió. La miró y dejó escapar una pequeña sonrisa antes de acariciarle l
Apenas Kiara salió de la habitación, Rose sonrió satisfecha y luego se volvió hacia Zane. "¿Por qué está tan enfadada? Nada de lo que dije era mentira, ¿verdad?". Zane se giró lentamente hacia ella y la ira en sus ojos la hizo jadear. "¿Cómo te atreves a hablarle así?", murmuró Zane por lo bajo mientras se levantaba lentamente de la silla y se acercaba a Rose. Ella se estremeció y estaba a punto de levantarse de su asiento y salir corriendo cuando Zane la agarró por el cuello y la estrelló contra una estantería, rompiéndola en pedazos. Ella gimió mientras las lágrimas corrían por su cara. "¡Para! Me estás haciendo daño", dijo Rose pero eso solo enfureció más a Zane. La estrelló contra la pared y levantó el puño para darle un puñetazo cuando Raymond atrapó su puño con su mano. "Cálmate, Zane. Sí, lo que hizo fue estúpido, pero ¿de verdad quieres perder tu integridad y golpear a una dama en la cara?"."Sí, nada me apetece más que darle un puñetazo en la cara. ¿Viste la cara