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. Cuando terminó faltaban unas dos horas para amanecer, así que se tendió sobre los cuadrados de heno y descansó hasta que comenzara la jornada. Sabía que no iba a poder dormir por el esfuerzo realizado y por la excitación de los sentidos, pero a cambio se sintió como nunca antes, ni siquiera cuando imaginó ser el dueño de medio mundo. En el momento que se enfrentó al asesino de Estrellita no sintió ningún placer, el dolor de perderla no le permitió concentrarse en lo que sentía por matarlo. Además, estaba motivado por la venganza e inconscientemente le atribuyó las ansias de matar a ese sentimiento.

  Ahora había sido distinto. La acción no estaba justificada del todo. De hecho, se podía haber solucionado de otra manera, pues la acusación era fácil de rebatir y el anciano siempre iba a estar de parte de su nieta. Pero desde q

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