"¿Uno solo? ¡JAMÁS! Aunque mi conexión a ese maldito es fuerte. Gracias a que no me marcó no lo es de manera insoportable y extrema… Eso espero…" Pensó Maray, sintiendo un pequeño alivio pero a la vez, algo de duda. Aún no entendía, por qué cayó en su celo abruptamente, hace cinco días atrás. —La idea del amor te tiene cegada niña Omega~ —se rió Maray— Aún no tienes cachorros con tu Beta, ¿Por qué? Liza negó de inmediato. —Beta no… Él no está listo para algo así aún —le comentó Omega Liza, ruborizada. "Lo normal es que todo lobo quiera pronto cachorros de su mate…" "¿Finge que no sabe la verdad de su Beta para no terminar herida o perdiéndolo?, eso sería estúpido…" Pensó Maray. —¡Volveré hoy mismo al pueblo de la manada! ¡No me voy a quedar aquí ni una hora más sabiendo que ese Alfa busca adelantarse! —¿Adelantarse? —le preguntó Liza confundida. —Nuestras manadas se deben unir temporalmente… Lo que significa que hay que reorganizar. Ese maldito quiere quedarse co
Después de casi una hora, en la que establecieron los reglamentos de la alianza. Alfa Rezef hizo un comentario que sacó de quicio a su Reina Luna. —Solo hay espacio para un único Beta. La Reina Maray volvió a ver de inmediato hacia su costado izquierdo donde estaba sentado ese Alfa en su elegante e imponente silla acolchada. —¡¿Ah?! ¡NO! —se negó ella de inmediato. —Es una alianza. Aclaramos que debe haber un único orden jerárquico, ¿para qué tendríamos dos Betas?, es mejor uno bajo mis órdenes como Alfa QUE SOY y ese es Aiden —le explicó él fríamente, poniéndose del lado de su medio hermano menor. —¡MALDITO! ¡LO QUE TÚ QUIERES, ES QUITARME PODER! —gruñó Maray, sus manos aferrándose con fuerza a los descansa brazos de la elegante silla en la que ella estaba sentada. —¿Quitarte poder?, Luna, ¿de qué me serviría eso sí eres mi aliada?, te necesito a ti en óptimas condiciones… A ti, no a tu Beta. Él será relegado a otro trabajo, cuando la alianza finalice haz lo que quieras
Todo hizo a Maray darse cuenta de inmediato, que ese Alfa no mentía, no estaba jugando con ella en lo absoluto. Su objetivo era claro. Básicamente indicaba: "Quiero darte ese territorio ya, para no ver ni un día más, a ese Beta a tu alrededor". ¿Celos? ¡ABSURDO! Reina Maray, sabía perfectamente que Alfa Rezef solo quería cuidar su reputación en su manada. Verse como el poderoso macho que logró que ella fuera "únicamente" suya. —JA~ —mostró ella, una expresión burlista—. Eres un aprovechado, Alfa~ no puedes imponerme así, después de todo soy una "Luna temporal" —señaló Maray con su dedo, justo en el pecho de Alfa Rezef—. No soy menos. Ni mi manada, ni nada que me pertenezca es menos, incluyendo a mi Beta. Alfa Rezef frunció el ceño, esa hembra siempre vivía retándolo. ¡NO ERA NADA DÓCIL! No era una flor, era un maldito volcán en erupción, SIEMPRE. —Así que voy a aceptar tus palabras —continuó hablando, Maray—. Estoy de acuerdo~ se necesita un único Beta por el mome
Más tarde esa hermosa noche, el jardín trasero de la mansión se iluminaba con un suave resplandor bajo la luz de la luna. La fresca brisa nocturna mecía lentamente las hojas de los frondosos árboles y hacía danzar las ramas de los sauces llorones, que se inclinaban con elegancia. Senderos empedrados a través de la vegetación, grandes arbustos largos que daban una vista más íntima y misteriosa al lugar, entre la oscuridad de la noche solo opacada por la luz del firmamento en compañía de una hermosa luna. A lo lejos, el gran lago se extendía entre colinas, su vasta amplitud, luciendo el reflejo del majestuoso cielo, creando un paisaje cautivante. Reina Maray, con su cabellera larga oscura que se mecía lentamente al compás de la brisa nocturna, se encontraba en ese jardín, rodeada de un aura de elegancia y majestuosidad. Frente a ella estaba su Beta, Aeron, quien, a pesar de su fortaleza, mostraba una sombra de preocupación en su rostro. —Reina, es peligroso lo que acaba de h
El lobo de Alfa Dalton lo miró, la expresión de esa enorme bestia, seria. Sabía que cada día que pasaba sin tomar medidas era un día en el que el enemigo se fortalecía. El recuerdo de Ginne, de esa manada exterminada que perteneció a esa loba Alfa, regresó a su mente. —Usaremos la misma estrategia que empleamos con Ginne —respondió Dalton a través de su lobo, su voz baja pero decidida. —Necesitamos un infiltrado de sus propios lobos~ —¿Alguien de Luna Plateada? ¿Quién?, son tan… Leales a ese Alfa maldito y sin una bendición de la diosa, que es díficil de creer que cometan un error así. •••••••••• Hace 6 años atrás: •••••••••• Era una fría tarde de otoño, el bosque con su mágico despliegue de colores naranjas y amarillos, se preparaba para el invierno. Las hojas caían lentamente de los árboles, siendo soltadas por el viento en una hermosa danza de la naturaleza. En la parte externa de unas antiguas cuevas de piedra, la figura imponente de un gran lobo de pelaje dorado
•••••••••• En el corazón del frondoso bosque Sur, del territorio de la manada "Luna Plateada". La cálida luz del sol se filtraba a través de las ramas de los altos árboles de gruesos troncos cubiertos de musgo, enredaderas y pequeñas plantas. Rodeados por la exhuberante naturaleza que lucía sus colores oliva, turquesa y más variantes de verdes vívidos. Los Betas, Aiden y Aeron, se preparaban para las pruebas que definirían su destino. Una curiosa y caprichosa apuesta de Luna, que fue aceptada y ejecutada por Alfa Rezef. Los sonidos de la naturaleza se escuchan en su alrededor. Los suaves murmullos de un arroyo a la distancia, percibidos por los oídos de esos hombres lobos. « Ahora. Prepárense » , anunció Thara, la loba de Tabitha. En su imponente forma lobuna, hermosa de un pelaje oscuro como la noche. Tras el aviso de la loba de Tabitha, que como líder de rastreo y la mejor loba de la manada Luna Plateada que trabajaba en las fronteras. Le fue encomendada la
La brisa nocturna soplaba, llevando consigo el aroma de la tensión junto a las hojas que caían de los altos y frondosos árboles en los alrededores de la plaza. Los murmullos de los lobos espectadores, resonaban, mientras los dos Betas se preparaban, listos para el "duelo de sus poderosas bestias". Beta Aeron, el astuto estratega que una vez fue la mano derecha de Alfa Ginne, sabía que la lucha no solo pondría a prueba su fuerza, sino también su ingenio… Aún mejor… ¡CONOCÍA A BETA AIDEN! Aunque este no lo reconozca, Aeron sabía cómo combatir con ese ágil lobo de Luna Plateada. Beta Aiden, que había estado entrenando bajo la tutela de Rezef, tenía una gran confianza en sí mismo. Desconocía a ese Beta de Cielo Esmeralda. Pero lo subestimaba… Pensando: ¿Qué tan bueno sería un Beta de una manada que nadie conoce y acaba de emerger? ¡¡De repente, el aullido del anuncio del combate se escuchó!! ¡PUUUM! Ambos lobos se lanzaron uno contra el otro, sus cuerpos en
POOF~ La espalda de Maray pegó con fuerza contra el grueso tronco de un árbol, eso, cuando Alfa Rezef la bajó con brusquedad de su hombro. Ella de pie, recostada a ese tronco, levantó la mirada. Entre la oscuridad de la noche, y la luz plateada de la luna que se filtraba por las grandes ramas de esos frondosos árboles. Maray escuchaba el leve sonido de las mismas ramas chocando entre sí, mientras eran mecidas por el viento nocturno. El aire puro ligeramente helado, que entraba por su nariz llenando sus pulmones. El murmullo de los animalillos nocturnos… Y principalmente… Ese Alfa. El exquisita aroma de ese macho que sacudía todo su ser, que estremecía su cuerpo, aceleraba su corazón y por supuesto… Le ponía nerviosa, ansias… Inquieta. —¿Por qué me has traído hasta- —Calla… —susurró Alfa Rezef, cuyos largos pasos le hicieron acercarse en cuestión de segundos a esa hembra que lo veía hacia arriba confundida. En ese instante, él se inclinó, sus brazos a los costados de Mara