Alexa abrió los ojos a la luz de la habitación, todo estaba en silencio, solo la respiración de ambos se sentía al rededor, se acomodó al costado de Dante y mirándolo detalladamente, se dio cuenta que siempre había tenido al verdadero amor a su lado, ese que cuentan en los cuentos de princesa, pero este, era un príncipe vestido siempre de negro y con tatuajes.

No dejaba de admirar a ese hombre, al cual se había entregado y que estaba descubriendo, que amaba profundamente, mientras suspiraba, comenzó a recorrer el rostro de él con un dedo, hasta que fue apresada por la mano de Dante

- ¿Te gusta lo que ves o lo que tocas? - Dante chupó ese dedo que había interrumpido su sueño, sin abrir los ojos

- Ambos - dijo Alexa de forma divertida

- Debo decir señorita, que usted tiene la vista en las manos y que estas manos tocan muy bien - en un movimiento rápido, Dante abrió los ojos y dejó a Alexa debajo de él - me ha despertado señorita y eso no lo perdono fácilmente - Alexa reía como si hubier