—Sí, tenemos un acuerdo previo, pero ese acuerdo no incluye que necesite informarte sobre todos mis asuntos. Además, ni siquiera crees en lo que digo.

—Si no me dices la verdad, no te dejaré salir de casa.

—No tienes derecho a restringir mi libertad personal. ¿Crees que tengo miedo de tus amenazas?

—Sólo quiero saber la verdadera razón. No te estoy amenazando. Si mis palabras te han molestado, te pido disculpas. Pero no puedes salir de la villa. Es peligroso ahí fuera.

Eliana sabía que por mucho que replicara, era imposible que ese hombre tan dominante la dejara escapar de su control. Pero tenía que ir a buscar a su hijo. Si algo le pasaba a Mateo, su vida terminaría. Ella estaba tan ansiosa que su rostro se puso rojo y las lágrimas brotaban de sus ojos.

Hilario temía que volviera a desmayarse debido a sus emociones, así que bajó la voz y dijo:

—Estoy muy preocupado por ti. Solo dime por qué quieres ir a Estados Unidos, y yo podré ayudarte en caso de emergencia. ¿Qué te parece si vamo