Capítulo 0053
Eliana no había imaginado que después de cuatro años separados, su padre había cambiado tanto. Ya no era capaz de dirigir la empresa ni ejercer el poder como antes. Sus extremidades estaban completamente inmóviles y ni siquiera podía hablar con los labios temblorosos.

—¡Papá! —gritó ella llena de ira. Sentado en la silla de ruedas, Guillermo centró lentamente su mirada en su hija. En un instante, las lágrimas brotaron de los ojos del anciano. Quería llamarla, pero solo podía hacer unos gemidos.

Las lágrimas, contra toda su discreción, salieron por los ojos de Eliana. No podía aguantar los atroces actos de Deva. Hilario sabía el estado del señor Dolores, quien no había cambiado en los últimos cuatro años. Miro a Deva, quien le dirigió una risita a su hermana. Eliana se arrodilló junto a la silla de ruedas y sostuvo la mano de su padre.

—¡Papá, habla conmigo! ¡Soy Eliana!

Los labios de Guillermo temblaban ligeramente, pero no podía emitir ningún sonido. En respuesta a las palabras de
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