Capítulo 558
Estaba convencida de que Daniel estaría de su lado.

—Ya entregaron sus llaves, pero la que tengo yo no puedo darla de ninguna manera —explicó Lucía.

—¿Por qué?

—Tonta, si entregamos todas las llaves, ¿cómo vamos a trasladar el CPRT? ¿Forzando la puerta?

Los ojos de Talia se agrandaron de repente:

—¡¿Podemos llevarnos el CPRT?!

—Por supuesto. Lo compramos con nuestro dinero, ¿por qué no podríamos?

—¡Exacto! Si es nuestro, podemos llevárnoslo donde queramos.

—Por eso necesitamos mantener una llave, si no, será difícil actuar cuando llegue el momento.

Carlos sonrió con malicia:

—Regina hizo todo lo posible por echarnos solo por este equipo, ¡pero sus planes se van a frustrar!

Los tres salieron con sus pertenencias, cada uno con una caja de cartón.

La de Talia era la más grande, llena de bocadillos: patatas fritas, frutos secos, chocolate, galletas, leche, agua con gas...

Cuando pasaban por el campo de deportes, un balón de fútbol voló hacia ella. Para esquivarlo, soltó la caja.

Afortunada
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