Capítulo 464
Lucía aceptó el libro, la tentación era demasiado grande como para resistirse. —Gracias, señor Fernández.

—Alto ahí, ¿no habíamos quedado en que me llamarías Jorge?

Lucía sacó la lengua juguetonamente: —¡Se me olvidó!

Eran las dos de la tarde cuando llegaron a Puerto Celeste. Aunque Lucía y su familia no habían viajado en el mismo vagón que Jorge, al salir de la estación, mientras ella se disponía a abrir la aplicación para pedir un coche, lo vio a lo lejos, destacando por su altura.

Jorge se acercó sonriendo a Sergio: —Señor, mi coche está fuera, ¿les llevo?

Sergio dudó un momento: —No, no hace falta, es mucha molestia. Podemos pedir un taxi.

—No es molestia, me pilla de camino —respondió, tomando la maleta y dirigiéndose hacia la salida.

—Bueno, pues muchas gracias, Jorge.

—No hay de qué.

Lucía cerró silenciosamente la aplicación y guardó el móvil.

En el coche, Jorge iba al volante manejando con destreza, Lucía en el asiento del copiloto, y Carolina y Sergio atrás.

—Señor, ese "Espej
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