Capítulo 300
El reloj de la cámara marcaba las 18:00 horas, y en la enorme sala, Lucía estaba sentada sola en el sofá.

Mateo supo con solo una mirada que ella esperaba su regreso.

No veía televisión ni usaba el celular, solo estaba sentada ahí, como una rosa marchitándose.

Ahora entendía que esa "sensación de hogar" que tanto le gustaba —esa luz siempre encendida en la sala sin importar a qué hora volviera— se conseguía gracias a una mujer que día tras día lo esperaba con paciencia infinita, sacrificando incluso su propia vida.

—De niño, mi padre estaba ocupado trabajando y mi madre con su vida social. Me dejaban en casa con la niñera, así que a pesar de tener ambos padres y una buena situación económica, nunca sentí el calor de un hogar...

—Luci, a veces te envidio tanto... Una familia sencilla y honesta, padres que se aman, y todo el cariño y la educación que te dieron desde pequeña, todo dado directamente por ellos...

—Hasta el día de hoy, mis padres siguen creyendo que el dinero lo es todo, que
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