Esa noche, Yi Jinli fue despertado por el grito amortiguado de Ling Yiran. Cuando encendió las luces, se dio cuenta de que ella dormía inquieta y estaba murmurando algo en voz baja.

Pero su voz era demasiado suave para que él escuchara lo que estaba diciendo con claridad.

"¡Hermana!" la llamó. Luego levantó una mano y la apretó contra sus sienes. Descubrió que su frente estaba llena de sudor frío y su temperatura era alta.

Yi Jinli escurrió apresuradamente una toalla empapada en agua tibia y secó la frente de Ling Yiran.

Pero sus ojos todavía estaban cerrados y seguía murmurando algo.

No importa cómo la llamara, sus ojos nunca se abrieron.

Frunció sus labios delgados y la inquietud se extendió por su cuerpo. Estaba momentáneamente sin poder descifrar cómo hacer que se sintiera más cómoda.

"Esta es probablemente la primera vez que me he preocupado por una mujer de esta manera".

Sacó su móvil e inmediatamente marcó el número de su secretario, Gao Congming. Por lo tanto, a las dos