Ling Yiran no tenía prisa por hablar, pero una voz se le adelantó al decir: "Ella no tiene que mentir. ¡Puede tener tanta ropa de lujo y joyas como estás como ella quiera!".

'Esta voz...'. Ling Yiran se congeló. La gente a su alrededor levantaron sus miradas y la sorpresa apareció en sus ojos.

El príncipe heredero de la industria del entretenimiento... ¡estaba defendiendo a esta mujer!

No cualquiera podría hacer que el príncipe heredero de la industria del entretenimiento dijera tal cosa. ¿Podría la mujer tener algunos antecedentes inusuales?

Aturdida, Ling Yiran se dio la vuelta y miró detrás de ella.

Era una figura alta con un traje gris y una camisa blanca. Se veía elegante y gentil. El apuesto rostro y los hermosos ojos de fénix atrajeron la atención de las mujeres que los rodeaban.

Cuando esos ojos de fénix miraron suavemente hacia arriba, uno no podría dejar de pensar en la escena.

El par de ojos de fénix no tenían su habitual indiferencia y distanciamiento, sino que conte