"Pero...". Guo Xinli todavía dudaba, pero la voz de Ye Wenming interrumpió su conversación.

"¡Ninguno de ustedes puede irse hoy sin mi permiso!". Dicho esto, Ye Wenming le dijo a Liang Fang que estaba cerca: "Llama a la policía y diles que mi esposa está en la estación de tren con un hombre extraño. Pídele a la policía que venga y maneje una disputa civil".

"Sí", respondió Liang Fang.

Zhuo Qianyun entró en pánico. "Ye Wenming, no seas irrazonable. Si me odias tanto, solo desquítate conmigo. Puedes hacer lo que quieras para vengarte, pero no le hagas esto al Hermano Guo. ¡Él es un buen hombre y no debería ser afectado por mí!".

"¿Un buen hombre?". Ye Wenming se acercó a Zhuo Qianyun y le agarró la barbilla con los dedos. "Entonces, ¿eso significa que soy un hombre malo? ¿Es por eso que me desprecias tanto y te negaste a darme una oportunidad a pesar de cómo te supliqué?".

"Yo…". Ella trató de explicarse cuando de repente frunció el ceño y un débil grito de dolor escapó de su boca.