Sin embargo, ¡él parecía estar siendo manipulado tan fácilmente por ella, ya que no podía liberarse!

Bai Tingxin de repente devolvió el tubo de ungüento a Qin Lianyi. "¡Aplícalo tú misma!". Dicho esto, subió las escaleras y entró en su habitación sin esperar a que ella reaccionara.

¡Bam!

Cuando la puerta se cerró con un golpe, ¡Bai Tingxin se apoyó en la puerta mientras se peinaba nerviosamente el pelo, sintiéndose conmocionado!

'¿Por qué siempre me siento tan indefenso frente a ella? Es como si estuviera dispuesto a dejarla hacer lo que quiera’.

Mientras cenaba en la mansión de la familia Bai, Qin Lianyi vio que todos los platos eran de su gusto. Eran las delicias locales de la Ciudad de Shen que le gustaba comer, pero una pequeña parte de ellas eran los platos especiales de la Ciudad J.

No era sorprendente ver la comida de la Ciudad J aquí, pero para cocinar la comida de la Ciudad de Shen se requería un chef familiarizado con esa comida.

Qin Lianyi comió alegremente, mirando a