"Siempre que el Sr. Yi esté de acuerdo, Señorita Ling, puede salir del hospital cuando lo desee,” dijo el médico.

Ling Yiran sintió una sensación indescriptible. Entonces, ¿incluso necesitaba el consentimiento de Yi Jinli para salir del hospital?

"Está bien, entiendo", respondió ella.

Después de que el médico y la enfermera se fueran, entró al baño y se miró en el espejo. En el espejo se reflejaba un rostro delicado en el que había un par de cejas en forma de media luna y ojos almendrados, una nariz bien formada y labios rosados. Bajo la luz, parecía haber un ligero brillo en su rostro.

Una cara así se consideraría bastante buena en una multitud común. Sin embargo, alrededor de personas como Yi Jinli, nunca faltaba la belleza y, en comparación, ella parecía inadecuada.

¿Qué le gustaba exactamente a Yi Jinli de ella? Ling Yiran sonrió con amargura. ¿Era solo porque había encontrado gracioso que al principio lo confundiera con un indigente? ¿Era por eso que había continuado manteniendo e