El teléfono de Gu Lichen sonaba una y otra vez en la sala de estar de la mansión. Gu Lichen miró el teléfono que sonaba con una mirada conflictiva, pero no lo contestó.

Era Yiran, pero no sabía qué voz usar para hablarle.

‘¿Por qué está tan ansiosa por hablarme? ¿Es por el bien de Guo Xinli? ¿Ella está intentando suplicar por Guo Xinli?’.

En ese momento, Hua Lifang, quien acababa de entrar, vio el identificador de llamadas en la pantalla de su teléfono. Puso una mirada confusa y dijo: “Lichen, ¿no vas a contestar el teléfono? Es Yiran. Pero probablemente está llamando por el caso de Guo Xinli. La ví en la puerta de la mansión hace un momento. Ella seguía diciendo que quería verte y hablar contigo. ¡No esperaba que fuera tan persistente sobre Guo Xinli!".

Hua Lifang declaró deliberadamente que la razón de Ling Yiran para quedarse afuera era por Guo Xinli.

Efectivamente, la expresión de lucha en el rostro de Gu Lichen se desvaneció mientras agarraba su teléfono y lo apagaba.

Hua Li