En ese momento, Bianca estaba desconcertada. Estaban en una gran ciudad donde cualquier apartamento en esa área costaría millones de dólares, y mucho más uno tan espacioso en un vecindario lujoso.

Dave no era rico, entonces, ¿cómo podría permitirse un lugar como ese?

Resultó que el apartamento pertenecía a su amigo.

Bianca se sintió tentada por la oferta, pero Dave era un hombre. No parecía correcto que vivieran juntos.

—No estoy segura de si eso es una buena idea —dijo con duda.

—¿Por qué no? ¿Tienes miedo de mí? —preguntó Dave, mirándola con un toque de calidez.

—¡Por supuesto que no!

Bianca jugueteó nerviosamente con sus pulgares.

—Entonces ven a vivir conmigo. Podemos compartir el alquiler —repitió Dave con naturalidad.

Bianca dudaba que pudiera encontrar otro lugar para vivir con tan poco tiempo. Después de vacilar un rato, finalmente asintió en acuerdo.

—Señor Evans, como nos vamos a mudar juntos, ¿puedes decirme tu nombre completo ahora? —Bianca se dio cuenta de que ni si