¡¿Libertad?!

Nada, no vi, nada- dijo el marinero- solo ruidos de cascos de caballos...  

Se encontraban en el mismo lugar, <<¡maldita sea!>> pensó Macmillan con furia- ese hombre era muy astuto, tenía que planear como encontrarlo, ahora iba tras víctimas mucho más jóvenes, y todas tenían un cierto parecido con su hermana: con Jane.

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