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NUESTRA PRIMERA CONVERSACIÓN

NUESTRA PRIMERA CONVERSACIÓN

MAURIZZIO

Al escuchar su aceptación, me tranquilicé, colgué la llamada y le avisé a Betzy, mi secretaria de su llegada.

Por eso ahora mismo me encuentro en mi oficina en espera de ella, pensando en el episodio de esta tarde, no puedo más que preguntarme «¿Qué fue lo que le sucedió?, ¿Cuál es ese pasado que oculta, que el investigador privado no pudo encontrar?, o ¿Si aún seguirá pensando en su ex, será que todavía lo ama?».

Al tener este tipo de pensamientos, no les negaré que eso hizo que mis celos salieran a flote y más mi ira, cosa que me hizo estrellar el vaso de whisky contra la pared, mi Apuesta por Amor estaba por comenzar hoy, una Apuesta en la que estaba en juego mi futuro y el de ella, una Apuesta en la que me había prometido a mi mismo que yo le haría olvidar su pasado incluyendo a ese desgraciado, y en la que lograría su amor, cueste lo que me cueste, por encima de cualquiera hasta de ella misma si era necesario.

Tratando de pensar en ese futuro que podría comenzar hoy, respiré profundo, de modo que volví al minibar me serví otro vaso de whisky, me voy a sentar en mi sillón, estoy de espalda a la puerta, mientras me calmo y la espero a ella, para obtener un poco de calma contemplo el gran panorama que brinda la ciudad desde el gran ventanal de mi oficina, es más de media tarde y el sol ocultándose tras las espesas nubes me está dando siempre un espectacular ocaso.

Mientras admiro ese espacio al vacío, bebo del vaso de whisky para calmar mi ansiedad, por qué no les niego que me encuentro muy nervioso, ya que es la primera vez que vamos a estar frente a frente llevando una conversación normal sin tropiezos o espectáculos bochornosos, además que mis nervios también son por qué no sé cuál será su reacción al conocerme, al darse cuenta de quién en realidad soy, por qué si me baso en los dos pequeños encuentros que hemos tenido, sé que no le fui tan indiferente, pero otra cosa es el estar frente a frente, y más después de explicarle la razón de este próximo encuentro que tendremos, tengo que saber jugar mis cartas con ella para poder ser el gran ganador.

Mientras estoy pensando cuál sería la mejor forma de presentarme para ganarme su confianza, doy vueltas al contenido del vaso de whisky que tengo en mis manos, cuando el timbre del teléfono me saca de mis cavilaciones.

—Señor D’amico, la señorita Felline acaba de llegar—, me anuncia Betzy, mi secretaria.

—Hágala pasar Betzy, la estoy esperando—, le respondí de inmediato—, Aahh, Betzy, por favor que nadie nos moleste, sea quien sea que me este buscando no estoy para nadie, de esta reunión depende mi futuro—, le advertí.

—No se preocupe señor D’amico, su agenda la cancele totalmente, si necesita algo más estaré acá afuera esperando sus instrucciones—, esa es Betzy, siempre tan eficiente y capaz, y aun que tenemos a veces nuestros buenos encontronazos, no existe en el mundo una mejor secretaria que ella.

—Señorita Felline, el señor D’amico la esta esperando, así que puede pasar—, le escuché decir a Betzy, mientras colgaba la llamada.

Y mi ansiedad se volvió apoderar de mí, por eso no me moví de dónde estaba, seguía contemplando el panorama al vacío cuando escuché su voz.

—Buenas tardes y permiso—, dijo al abrir.

Al sentir que la puerta se abrió mis nervios aumentaron, debido a que su dulce y acaramelada voz me encendió más de lo que era capaz de admitir, al escucharla entrar y hablarme traté de girar mi sillón para levantarme y recibirla e invitarla a pasar, pero mi cabeza de abajo reaccionó por si sola haciendo que me quedará plantado sobre el sillón, no quería darle una mala impresión de mi, y menos de esta forma.

No sé si son ideas mías o por los pocos recuerdos de nuestros breves encuentros en los que percibí de que no le soy tan indiferente, pero lo siguiente que iba a decir se quedó entre sus labios y me quedó observando por unos segundos, espero, más bien deseo que esto último sea la razón de esa duda y brillo en su mirada.

—Perdón, ¿es usted el señor D’amico?—, Al cabo de unos segundos preguntó confundida, y yo solo asentí.

—Me dijo el señor Enzo que necesita hablar conmigo—, dijo desde la puerta, no sé si son sus nervios o los míos, pero sentí que no dejaba de mirarme.

—Así es, pero adelante y tome asiento—, con mi mirada la invité a pasar, y con la mano derecha le señalé la silla que está frente a mi escritorio, ya que levantarme en estos momentos no era una opción, mi entrepierna me estaba jugando una mala pasada.

Cuando la invité a sentarse noté duda en su expresión, esa mirada intrigada que me daba me pareció lo más hermoso que había contemplado jamás, me hacía preguntarme «¿Qué es lo que pasa por su cabeza?», al cabo de unos segundos de duda cerró la puerta tras ella y caminando un poco insegura hasta la silla, al ir acercándose a la silla, iba mirando un poco a su alrededor, tal vez quería saciar su curiosidad o aún se preguntaba él por qué de esta imprevista entrevista que le había puesto, al tomar asiento me quedó observando, yo aún me encontraba embelesado por su belleza innata, y su porte natural, como no paraba de mirarla, entonces ella dio un pequeño carraspeo para sacarme del aturdimiento en que me encontraba, su mirada demostraba más su curiosidad por saber del por qué la cité aquí, pero a mí parecer creo que estaba a la espera de que yo iniciara la conversación.

—Disculpe, señorita Felline, de seguro se estará preguntando para que la he citado a mi oficina—, le dije, tratando de calmar esas miles de preguntas que se reflejan en su mirada, y que por la forma que mueve sus manos demuestra que está igual de nerviosa que yo.

—Para que le voy a negar lo contrario, es la primera vez que usted pide verme, y la verdad no sé por qué, aun que tal vez tenga un idea de ese por qué—, esto último lo dijo en voz baja, la pregunta que se dibujó en mi cara la hizo seguir hablando.

—Mire señor D’amico, sé bien cuál es mi trabajo en esta casa de modas, digo su casa de modas, sé que mi comportamiento de está tarde no ha sido el mejor, si quiere una disculpa por eso, se la daré—, decía sin parar, vaya que si estaba nerviosa—, pero sepa usted bien que si le voy a dar una disculpa, por lo que sucedió esta tarde es por la única que he de disculparme, por qué soy de las personas que reconozco cuando cometo un error, pero si espera una disculpa por lo sucedido hace unos meses atrás, le digo desde ya que no cuente con ello—, finalizó con voz.

Al mencionar el tropezón que tuvimos hace tiempo atrás sonreí para mis adentros, por qué eso me hizo saber que si me recordaba, y que lo que vi aquella vez en sus ojos no eran solo ideas mías, descubrir que le llamé la atención como hombre, eso me hizo tener confianza en la conversación que tendríamos a continuación y que sería un éxito total, o por lo menos que la propuesta que le iba hacer la pensaría un poco, antes de darme una negativa.

—Mire señorita Felline antes que nada le diré una cosa, de lo que pasó aquella tarde hace unos meses atrás, yo no estoy buscando culpables, mucho menos quiero que usted reconozca que lo es, ya que aquello ya pasó, por tanto si es por mi ahí se quedará donde está en el pasado, señorita Felline sepa usted que la vida es una sola así que hay que ir viviéndola a diario, con lo bueno, lo malo, y lo duro que ella traiga, ese es mi punto de vista, entonces de acuerdo a eso le aseguro que para mi lo pasado en el pasado se queda, así que no se preocupe por que no es por eso que la hice venir—, le dije con seguridad, para que me tomara confianza.

—Aunque no le voy a negar que por culpa de aquel encuentro, en parte ese es un motivo por la cual la he traído hasta aquí, pero no para lo que usted se imagina—, le dije esto último por qué estaba tratando de ver su reacción a mis palabras, todo con el fin de tantear el terreno, al ver como abrió sus ojos con gran sorpresa, vi esa curiosidad en ellos, en ellos pude leer y me confirmó lo que necesito saber.

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