Evans salió corriendo al baño, sentía que necesitaba vaciar su estómago, Nathalie se asustó y salió corriendo detrás de él, se había asustado al verlo así, estaba pálido. Antes de llegar, Evans le cerró la puerta en la cara y sólo lo escuchaba vomitar al otro lado. —Cariño, abre la puerta, déjame ayudarte, ¿Qué tienes? — Evans no podía salir de su asombro, nunca creyó que la vida podía hacerle una jugada tan sucia, la mamá de Nathalie era la maldita bruja de Roxanne, ¿Qué iba hacer ahora? ¿Cómo haría para mirarla a los ojos? Él estaba enamorado de Nathalie y simplemente no quería dejarla, ella era luz y paz en su vida. ¿Qué haría sin ella? Nathalie seguía tocando y asustada ya que él no le abría la puerta, ni le contestaba. —Evans Sullivan, si no me abres voy a llamar a los chicos — dijo entre enojada y asustada. Evans no pudo evitar sonreír al oírla, ese carácter era el que le encantaba. Se levantó se cepillo los dientes, para luego abrir la puerta, ella al verlo lo abrazó fuerte.
Las embestidas de Evans salvajes y certeras, una tras de otra, bombeaba dentro y fuera con rapidez, la excitación que tenía al estar con Nathalie era inmensa, le gustaba sentirla en todo el sentido de la palabra. Él sabía que tenía que ser rápido, que pronto tenían que irse, pero no pudo evitar querer sentirla, estar dentro de ella, por lo que debía hacer que se viniera para hacerlo él también.—¡Dios! — dijo Nathalie en medio de jadeos. —No es Dios cariño, soy yo, siente como me pones, solo tú, solo tú — Evans estaba agitado, él también hablaba entre jadeos, Nat al escucharlo se dejó ir en un maravilloso orgasmo, tenía sólo un día de que había empezado su vida sexual con Evans y eso la tenía delirando, era increíble la forma es que la hacía sentir o cómo la llevaba al éxtasis, su forma de entrar y salir de ella la hacía gritar de placer, lo que nunca le pasó antes, su ex le daba muy pocos orgasmos, él sólo veía por su placer, pero con Evans todo era diferente, hasta la forma en que
—Quiero que te quedes conmigo este fin de semana —Evans no podía dejar de mirar a Nathalie con un tierno puchero, ella solamente se rió y se abrazó a él. Apenas habían bajado del ferry de vuelta a su gran realidad, pero al parecer nadie quería estar de vuelta. Scott que ahora el que conducía de vuelta había dicho que Mio pasaría con el fin de semana, idea que le gustó a todos los hombres de pasar solos el fin de semana con sus respectivas mujeres, como si no hubieran tenido suficiente estos últimos cuatro días. —Bien, pero debo primero ir a casa por ropa y las cosas del trabajo para el lunes. — la sonrisa tan grande y resplandeciente que le dio Evans le llegó al corazón, él no pudo evitar besarla con todo el amor que sentía por ella. —Te amo, eres única — le dijo feliz, ella cada vez que él le decía eso su corazón quería salirse de su pecho, ella también lo amaba y era algo nuevo y único. — Por supuesto que iremos primero a tu casa recoges lo que necesitas y luego iremos a cenar, ¿T
Nathalie solo podía sentir las caricias y los besos que Evans le daba en su cuerpo y en su cuello. —Te amo — le dijo Evans en el oído, para luego llevarse a la boca el lóbulo de la oreja, Nathalie jadeó al sentirlo, él la tomó de la cintura y la giró para que quedara al frente de él — Te amo — volvió a repetir, para luego devorar sus labios. Evans era un hombre muy apasionado y ahora se daba cuenta que enamorado lo era aún más, porque quería demostrarle a Nathalie el amor y la pasión que sentía por ella, las ganas de ser solo uno, de que estuvieran unidos para siempre en cuerpo y alma. Sin decir más nada la llevó de vuelta a la habitación y con movimientos sensuales la fue quitando la ropa, ella se dejaba hacer, cuando sus senos quedaron desnudos delante de él, Evans no dudo ni un segundo en llevárselos a la boca, los tomó en sus manos y los junto, para poder pasar su lengua en ambos, así darle atención a ambos manjares, esos que adoraba desde que los vio. Nathalie solo podía cerrar
— Ya he vuelto, ¿Qué haces? — dijo en cuanto entró a la habitación. Nathalie lo miró sonriente. —Sólo husmeaba un poco, quería ver si no había rastro de alguna otra mujer. — Mintió, porque había oído como su madre claramente dijo que era la primera mujer que llevaba a la casa y eso la verdad le gustó mucho. —¿Así? — dijo divertido — me hubieras avisado para esconder todo — Nathalie rió al oírlo, él le había seguido el juego. —Creo que te voy a castigar — Evans se sorprendió al oírla y se acercó a ella muy peligrosamente mientras la tomaba por la cintura. —¿Qué clase de castigo? — dijo con sus pupilas dilatadas. —No habrá sexo — dijo en tono serio, pero quería estallar en risas al ver la cara de Evans. —¿Qué? — él en verdad se había sorprendido y se sentía estúpido, porque él había pensado en otro tipo de castigo, y una vez más se reprendió porque ella no era como Roxanne. Nathalie no vivía por sexo y dinero. — Pero, ¿Por qué si no he hecho nada malo? — hizo un tierno puchero — N
Un gruñido seguido de otro, un intenso jadeó, el vibrar enardecido en el abdomen masculino y la respiración entrecortada fueron los detonantes para la descarga que con su sabor salitre y algo amargo inundara la boca de Nathalie. Inmediatamente el aroma a sexo se esparció por el ambiante. En medio del delirio de las eyaculaciones le fue imposible mantener la dirección al fondo de la garganta, por lo que ella terminó embarrada del espeso y viscoso resultado en la barbilla y pecho. Evans terminó sin fuerzas y con el pecho a punto de reventar, aún así, le ofreció ayuda para ponerla en pie y la llevó contra su pecho, mientras le limpiaba los restos de su semen. —No quiero presionarte cariño, pero tendrás que recuperarte muy pronto — anunció ella. —Sé que necesitas liberarte, ven aquí — la cargó, alzándola muy alto y en medio de un grito de ella la sentó sobre sus hombros, rozándole con la nariz el vientre y con la barbilla el monte de venus. Nathalie, después del susto inicial, se afe
—¿Qué tal si me hablas más de ti cariño? — le preguntó con mucha dulzura Eva a Nathalie, ella volvió a sonrojarse, pero le devolvió la sonrisa a la mujer. —Bueno, yo tengo veintitrés años, dentro de un mes cumpliré los veinticuatro. — dijo con un suspiro melancólico, al recordar que sería el primero que iba a celebrar sin su padre. Evans supo que era lo que ella estaba pensando, por lo que le tomó la mano y se la apretó cariñosamente — Mi papá murió hace casi un mes. Él tenía una gran empresa en Panamá, yo puedo hacerme cargo de ella, pero aún no me siento preparada y para ser sincera, tampoco quiero, mi sueño nunca fue hacerme cargo de la empresa, por el contrario, Quería sacar mis estudios y algún día crear mi propia empresa, mientra mi padre se hacía cargo de la él y cuando se pensionara ya teníamos el candidato perfecto para su remplazo, él es que se encuentra cuidando la empresa en este momento. — Evans la miraba y escuchaba con interés, porque en realidad hasta el momento no h
Eva los miró con una gran sonrisa, nunca había visto a su hijo tan enamorado. Eso le gustaba mucho y definitivamente le llenaba el corazón, el verlo feliz y enamorado, le daba fuerzas para salir adelante y luchar con él porque su hijo era él único familiar que le quedaba.—Estoy feliz de verte enamorado cariño — le dijo delante de Nathalie a quién miró y sonrió con mucho cariño — Nunca te había visto y eso me completa y me hace inmensamente feliz como madre, porque sé que el día que yo falte no vas a quedarte solo, además se que siempre harás lo correcto. De verdad deseo que este amor de ustedes sea eterno y que siempre, siempre, estén juntos. Y que pronto me den nietos. — justo en ese momento Nathalie abrió los ojos como platos y miró a Evans quién de inmediato supo lo que ella estaba pensando. —Necesito ir al baño, ¿Dónde está? — dijo nerviosa, Eva de inmediato supo que algo andaba mal, por lo que señaló el camino, ella al irse, Eva miró a su hijo. —¿Dije algo malo? — Evans miró a