Sofía tomó las manos de Jeremy ambos estaban sentados con la presencia del Hipnotizador más viejo y experimentado de China que se encontraba en Inglaterra Justo en ese momento, Luciano Alarcón ya tenía todo bajo control para esta situación.

El hipnotizador se acercó a Jeremy con pasos medidos, su voz grave y firme llenando el aire en el pequeño cuarto elegido donde se encontraban. La mirada del hombre era intensa, cargada de autoridad, mientras extendía las manos frente a él, como si sostuviera un hilo invisible que los conectaba.

—Jeremy, escucha mi voz. Es tu ancla, tu guía. Vamos a cerrar este ciclo, a liberar tu mente de las cadenas que le impuse —dijo con una calma solemne.

Jeremy estaba sentado en aquella silla, sus hombros tensos, las manos apretadas sobre los brazos del asiento. Parecía al borde de despertar, pero aún atrapado en la niebla de la sugestión.

El hipnotizador comenzó a trazar lentos círculos en el aire con sus dedos, como si recogiera algo intangible.

—Voy