Sebastián se quedó algo exaltado, recobro el sentido y la miró. “Yo… tuve un accidente hace unos meses… son secuelas…” Eva no entendía. “¿Secuelas?”. Sebastián asintió. “Si”. Él no quería hablar más del tema. “Vamos te llevaré a la veterinaria, tengo trabajo pendiente hoy”. Eva ya no quiso preguntar más, el camino a la veterinaria fue silencioso. Cuando Eva bajó Sebastián se despidió y salió rápidamente de ahí. Eva se quedó mirando el auto, Fabian estaba muy raro y ella no dejaba de pensar como sus ojos cambiaron, eso era algo increíble e insólito. Sebastián llegó a la oficina y se recostó en el sillón, Charlie entró sin tocar la puerta, cuando observó a su amigo se acercó. “¿Qué pasó? ¿Una recaída?”. Sebastián negó y se acomodó en el sillón apretando sus sienes. “Fabian volvió… solo fueron unos minutos, pero volvió, Eva lo vio todo”. Charlie se sentó en el otro sillón angustiado. “Se está acabando el tiempo…” Sebastián miró a su amigo asintiendo. “Debemos apresurar todo”. Cha
Belinda entro con un lindo vestido amarillo y maquillaje ligero, algo en Sebastián picaba en su corazón, estiro su cuello y se ajustó la corbata. “Hola Fabian”. Ella sacó la vianda y repartió la comida en platos, dejando comida para Charlie que siempre aparecía. Ellos comieron en silencio, aunque Belinda conversaba Sebastián solo contestaba con un sí o no. Belinda lo miró dejando su plato en la mesa. “¿Pasa algo?”. Sebastián limpio su boca. “No, todo está bien”. Belinda se acercó más a él en el mismo sillón. “Estás muy serio conmigo. ¿Hice algo malo?”. Ella hablaba de manera coqueta, Sebastián frunció el ceño, algo lo instaba a seguir la corriente de su hermana, carraspeo y se levantó alejándose de Belinda. Ella se levantó al instante y se acercó a él. “Fabian…quiero decirte algo”. Sebastián miro la hora. “Podemos dejarlo para después, tengo una junta”. Belinda se acercó más y más, él camino hacia atrás hasta toparse con el escritorio. “Solo serán unos minutos… “Yo...” Se que
Charlie se levantó de su asiento para tener mejor visión de lo que estaba por suceder, Fabián desde su escritorio dejó a un lado los documentos, se recargó en su silla y miró fijamente a Gregorio. Después de unos segundos le dijo al hombre. “¿Con qué dinero crees que pagué todas las deudas del casino que estaban a nombre de la empresa?” Los que estaban ahí se miraron entre sí extrañados, no entendían. Gregorio se quedó en silencio por unos segundos. Fabian siguió recriminándolo frente a todos. “Fuiste un estúpido en involucrar la cuenta de la familia Tejada, no había dinero en la empresa, las casas, los departamentos y las mansiones fueron vendidas para pagar todas esas deudas que tú tenías y poder salvar lo poco que quedaba de este lugar”. Gregorio exaltado le gritó “¡Imposible!”. Fabián se levantó de su lugar, observó a las personas que estaban alrededor, en algún momento de su antigua vida creyó que estos eran su familia, el abuelo le había pedido ver por ellos, el prometió e
Gregorio camino hasta el estacionamiento y subió a su auto, golpeo el volante varias veces, mientras sus familiares tocaban su ventana para que les diera una solución a sus problemas. Él había perdido completamente todo gracias a Fabian y Charlie, ahora tenía que buscar cómo seguir adelante sin dinero ya que lo que mensualmente se les daba, lo despilfarraba sin preocupaciones, también perdió las pocas acciones que tenía, Gregorio condujo por la ciudad necesitaba un buen trago, recordó el bar donde había estado antes y condujo hasta ahí. Al llegar pidió una mesa en la sala VIP, el encargado se percató y pidió rápidamente complacieran al hombre, después de unos tragos pensó en como él no había sido tan tonto como los demás miembros de la familia, tenía una cuenta aparte con dinero ahorrado, no era mucho, pero le servía para vivir durante un mes, pidió una botella muy cara y varias mujeres, necesitaba despejar su mente y pensar que es lo que haría ahora. Tenía que investigar sobre lo
Eva extrañada por toda la situación y lo que ellos le contaba, les preguntó. “¿Qué tiene que ver esto conmigo? desde que Sebastián murió no he tenido contacto con esa familia”. Fabián tomó su mano y la apretó. “Tú eres la nueva dueña de la empresa”. Eva estaba anonadada, no podía creerlo. “¿Qué? ¡Dices que soy la nueva dueña! pero ¿Por qué?”. Charlie y Fabián se observaron mutuamente y le explicaron. “El abuelo de Sebastián levantó esa empresa y Gregorio casi la destruye por completo, no íbamos a permitir que se perdiera el legado de la familia más que todo por el abuelo, Sebastián nunca lo hubiera querido, trabajó tanto todos estos años para que la empresa se mantuviera”. Eva pensó por unos segundos, lo que decían era cierto, Sebastián amaba la empresa y la sacaba adelante por su abuelo ya fallecido. Charlie le repitió. “Así que tú eres la nueva dueña y cuando tu hijo nazca se repartirá entre ustedes dos las acciones, son los nuevos dueños de la empresa como Sebastián lo hubie
Mario la ignoró y siguió su camino hasta la oficina de su jefe, al entrar observó cómo el hombre mayor tomaba un trago cerca de la ventana. Mario se acercó. “Me buscaba”. El señor Salazar se giró mirando a Mario detenidamente lo conocía desde joven, llegó como practicante a su despacho, era muy trabajador y aplicado con casos en los que ayudaba, buscaba soluciones rápidas e investigaba muy bien sobre los implicados, ganaban la mayor parte gracias a él, lo había investigado bien y era de una familia de clase media pero con buenos antecedentes y tendría un futuro brillante, era un buen prospecto para esposo de su hija y estaba decidido a hacerlo futuro dueño del despacho junto con su hija, pero nunca se imaginó que hoy conocería al verdadero Mario Alanís. “Siéntate”. Le pidió el hombre mayor. Mario se acomodó en el sillón, frente a él había una pequeña mesita con algunas carpetas. Observó de reojo y preguntó. “¿Algún caso especial?”. El hombre mayor se acercó y se sentó fren
Clara estaba en el vestidor escondida drogándose antes de empezar su turno, respiro hondo y se miró en el espejo detenidamente, después observó por el rabillo de sus ojos a Gregorio de pie en la puerta. Ella instantáneamente se giró poniéndose a la defensiva. Gregorio entró a la habitación y cerró con seguro la puerta, él llevaba una gran sonrisa en sus labios. Clara empezó a temblar, recordaba como el hombre se aprovechaba de ella y cómo la hacía sufrir. “¡No se acerque o gritaré!”. Gregorio sonrió. “Hazlo, nadie vendrá a ayudarte, este bar es mío, hacen lo que yo quiera”. Ella temblaba mientras lo miraba. Lo sabía, las últimas veces Gregorio abusó de ella en una de las salas y nadie la ayudó. Gregorio poco a poco se acercó. “Niña… me gustas y nada me va a impedir tenerte cuando quiera”. Ella se quedó en silencio. No tenía a donde escapar, bajo las manos despacio y también su rostro mirando el piso Gregorio siguió, caminó hasta quedar frente a ella, tomó su barbilla pa
En el extranjero… A las afueras de la ciudad había una hermosa mansión que tenía un paisaje armonioso alrededor, lleno de arboledas y flores, con un pequeño lago artificial, estaba situado cerca de una colina. Un hombre de mediana edad observaba alrededor del lugar, la puerta se escuchó y un joven de lentes entró. “Señor, tengo noticias de la familia Tejada”. El hombre se giró, era alto y de tez clara, tenía algo de canas en su cabello negro, pero no le quitaba el aura que tenía de hombre fuerte, era de complexión media y sus ojos eran cafés claros. “Dime”. El pronunció con su voz fuerte. El joven le empezó a explicar. “Gregorio Tejada perdió la empresa y todas las propiedades en el juego… Hay nuevos dueños y nuevos accionistas”. El hombre mayor extrañado preguntó. “¿Tan rápido? ¿Por qué no te enteraste antes? Pudimos haber comprado todo”. El joven se disculpó. “Lo siento señor. Las acciones se vendieron a muy bajo costo y fue un trato por debajo del agua, todo estaba calculado