Después de la ida a la playa Leandro la invito a desayunar, Genesis después de eese encuentro había quedado a solas Ana aún estaba durmiendo, el día era agradable. El día de la boda había llegado.— ¿Qué estás haciendo tú aquí? Pordiosera - La tranquilidad para la pequeña mujer podría durar muy poco y más cuando se trata de su suegra Manuela - Te hice una pregunta maldita zorra - Su suegra había dado unos pasos con dirección a ella - Tu lugar no es aquí, tu lugar es en la basura por ser una sinvergüenza. — Mantenga su distancia de ella, señora, le advierto que mantenga su distancia porque no me va a importarme que usted sea una anciana para romperle la cara - Ana había venido como una mamá osa para proteger a su mejor amiga y no estaba tomando las cosas a la ligera.— ¿Y quién eres tú? - Manuela tenía la burla impregnada en su mirada y en su voz. — ¿Pensaste que ella estaba desaparecida? Que tus perros fueron muy leales y la enviaron por aquel barranco, pero no y para su desgracia
- Mi pequeña esposa, tengo el recuerdo de haberte dejado muy en claro que vamos a cumplir el tiempo estipulado en el contrato incluso si estos tienen en claro que sean 1000 años - Leandro con su intensa mirada avellana se llevó el dedo pulgar a los labios acariciandose aquella acción era estimulante para todos y Genesis no era ajena a la sensualidad de su esposo.— Pero si no nos íbamos a divorciar, yo solamente me iba, así tú cumples con el contrato, no estoy hablando del divorcio, podemos estar casados, pero estando lejos el uno del otro. — ¿Sabes qué me estás haciendo muy infeliz? Eres muy rebelde pequeña Genesis - El hombre la miraba profundamente. — y tienes que contentarme tu obligación es tenerme siempre contento y satisfecho. — ¿Cómo se supone que yo voy a lograr eso? Yo solamente quiero mi libertad, no le hace mal a nadie separarnos. — No habrá separación Génesis - la respuesta era contundente.— Con cada intento tuyo de dejarme, de escaparte de mi es un mes más al contrato
- No pienses mucho después de todo ya lo hemos hecho tantas veces - Expuso el hombre restando importancia al hallazgo de Genesis, al día siguiente habían abandonado la cabaña e Inglaterra nuevamente les dio la bienvenida.— Ven conmigo a la Empresa, después te llevo a casa - La mujer se dio la vuelta para mirarlo, su marido a veces era impredecible, en ocasiones la torturaba y en otras es amable, Genesis no vio la necesidad de negarse después de todo irían al mismo sitio, cuando bajaron del vehículo Leandro tomó las manos de ella, y con aquel tacto ella pudo sentir que algo se removió en su interior, una emoción inexistente en días anteriores parecía nacer dentro de ella ahora mismo. Genesis se quedó en la habitación con la que cuenta su Oficina, mientras Leando atendía algunos asuntos. — Señor Betancourt, la Señorita Sousa está aquí - Expuso la secretaria, Genesis no lo había escuchado porque el informe había llegado por teléfono, Leandro tenía una mirada fría, colgó el teléfono y s
- A veces falla - responde ella.- No vas a consumir ningun anticonceptivo Genesis, no vas a dañar tu cuerpo y no intentes llevarme la contra - Expuso el hombre alejándose de ella, Leandro se dirigio a la habitacion, Genesis habia suspirado ella se habia dado cuenta de qke Leandro se habia puesto rigido ante la mención de niños, no obstante no lo entiende, si el quiere hijos porque no se divorvia de ella y se casa de una vez con Gisele, la rubia observa la corbata de su esposo y lo levanta al mismo tiempo en que Leandro vuelve a la oficina.- Vamos a almorzar - Expuso el hombre, ella aún estaba aturdida, pero asintió con la cabeza sin ninguna probabilidad se negarse, la asistente y la secretaria se habían puesto de pie al verlos salir. — No estamos en un Adiestramiento Militar - La voz de Leandro era escalofriante, no había mirado hacia atrás y Genesis iba tomada de la mano de él, hasta llegar al vehículo - ¿Qué quieres comer? - Preguntó el hombre, el coche parece ser más reducido an
— ¡Genesis! - la joven que estaba disfrutando de un buen sueño en el sofá saltó inmediatamente cayendo al suelo, se sobó la frente por el golpe recibido por la caida - Genesis, maldita sea dónde estás - Escuchar la furiosa voz de su marido la hizo despertarse por completo, era cómo el rugir del Rey León. Cuándo miro hacia arriba se percató de la presencia del demonio, Genesis se mordió los labios, Leandro se veía aterrador, era una clara amenaza para ella. — ¿Qué ocurre? - Preguntó la joven con un toque de temor. — 10 segundos para que muevas tus pequeños pies y te dirijas a la habitación, no me hagas repetirlo por segunda vez, porque ten por seguro que no seré muy gentil contigo Genesis. La pequeña mujer lo obedeció, no quería tentar a la muerte en una noche lluviosa como esa, ella había subido hasta la habitación, no se dio la vuelta, pero escucho la puerta cerrase y el clic de seguro, fue allí que se dio la vuelta para observar a Leandro sosteniéndose por su mano derecha por la
El retorno de Genesis a la Mansión se produjo, ella apagó el motor del Ferrari dejó reposar su cabeza por el volante, tenía las manos temblorosas, cuando tomó la decisión de entrar en el interior de la Mansión, ni siquiera Duke se había acercado a ella, fue escuchar como Leandro tose aquello que la devolvió a la realidad, entonces entonces se armó de valor y avanzó hasta en donde estaba su esposo, cuando abrió la puerta se encontró con la palidez apoderándose del rostro de su esposo ella cayó en cuenta de que esto puede ser más que gripe, más bien parece que Leandro esta envenenado, pero aquello no puede ser ella es testigo de cómo equipo de salubridad de su esposo analiza cada alimento del hombre, ella se acercó a él.— Eh, hola Leandro ¿Me escuchas? - Genesis se acercaba con temor al hombre, lo agarró de la muñeca para palpar su pulsación que se sentía bastante baja, la mujer acercó su rostro al del hombre, sus pestañas eran bastante largas, incluso ella le tenía un poco de envidi
Despues de escuchar lo dicho por Leandro, Genesis no supo qué respuesta dar, esta vez las palabras del hombre cruzaron otra línea más y lo único que ella puede hacer es quedarse callada. — Maldición Genesis ¿Por qué demonios no te defiendes? - Leandro se acercó a ella con pasos lentos, pero derrochando peligro con su cercanía. — No tengo nada que decirte Leandro - ella sentía temor, el cielo nuevamente dejaba en evidencia que estaba por llover, las cortinas no estaban extendidas y las ventanas estaban abiertas, Genesis las había dejado abiertas para que el aire entrará teniendo en cuenta de que su marido estaba con gripe, fue como si el momento fuera escrito por algún guionista de película, puesto que una centella se vislumbró justo cuando Leandro pasaba por cerca de la ventana iluminando su rostro aún estaba un poco pálido, pero aún estando mal de salud Leandro es apuesto e intimidante, y sentía que podía desplomarse ahí mismo con cada paso que daba era un paso más a la muerte; sin
Después de aquella conversación tediosa Leandro se había quedado dormido, pero Genesis se percató de la llegada de su hermana.— Pensé que ya estarías dormida - Genesis al escuchar aquello arruga la frente ¿Acaso su marido y su hermana se encontraban después de que ella se dormía?, aquel pensamiento generó malestar en ella.— ¿Porque pensaste eso? - Preguntó Genesis abriendo la puerta para que su hermana entre. — Solamente lo decía de todos modos, tengo la llave, Leandro me los había dado, incluso el diseño de la casa es mía, a mí me había encantado y él lo hizo realidad - Gisele había sonreído mínimamente. — Oh - Genesis no sabe cómo reaccionar ante eso, si fuera hace 2 meses aquello en lo absoluto podría preocupar a la joven, pero ahora sentía una pequeña llama de Fuego ardiendo en su interior al escuchar las palabras de su hermana - ¿Y dime que te trae por aquí? ¿Quieres tomar algo?. — ¿Te molesta mi presencia? - Preguntó Gisele pasando por alto la pregunta de su hermana y enfo