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Claudine empezó a hiperventilar. yo levanté una ceja, ¿acaso estaba aterrada de mi? ¿o solo estaba exagerando?

— ¿Que haces aquí? — Me preguntó en cuanto pudo hablar.

Yo le sonreí ampliamente.

— Seré tu jefe hasta que renuncies — Le dije.

Ella se dió la vuelta y empezó a irse.

— No pensé que sería tan pronto, este es un nuevo récord para mi — Le dije con burla.

Claudine se detuvo y volvió a entrar a la oficina.

— ¡Yo no voy a trabajar contigo! — Me grito.

Yo me levanté de la silla y empecé a caminar a ella, Claudine dió un paso atrás, después levanto su bolso de manera defensiva.

— ¿acaso piensas golpearme? — Le pregunté.

Ella asintió con la cabeza.

— No intentes hacerme nada, !soy muy peligrosa! — Me dijo mientras movía el bolso de un lado a otro.

Dios dame paciencia para tratar con este ser tan tonto.

— ¡Baja esa cosa ya! — Le ordene.

Ella bajo el bolso pero aún me me estaba mirando mal.

— ¿Que le dirás a tu padre cuando regreses a casa? — Le pregunté.

Ella empezó a morderse la uña de su dedo pulgar, después se detuvo y me quedo mirando.

— Eso a ti no te importa, pero no voy a trabajar contigo, tu eres el enemigo — Me dijo.

Yo trate con todas mis fuerzas de no reírme. pero fue en vano, ella era la mujer más espontánea y tonta que había conocido en lo que llevaba de vida.

— ¿Y por qué soy el enemigo? ¿creo que no te he hecho nada o si? — Le pregunté.

— eres malvado, con eso es suficiente — Me dijo.

Después me miró con mal otra vez.

— ¡Como pudiste aceptar que yo viniera! seguramente es una trampa para molestar a Kendall — Me dijo con molestia.

Yo dejé pasar ese comentario, Kendall ya no me importaba, ella se había convertido en la mancha negra de nuestra familia, así que decidimos borrarla de nuestras memorias.

Yo le quite la carpeta que tenía en la mano y empecé a ojearla, ella era medianamente buena, algo sorprendente para una chica como ella.

— no eres tan mala, y yo que pensaba que eras una tonta — Le dije.

Ella me arranco el currículum con rabia.

— ¡no trabajaré para ti! — Me grito.

— Por supuesto que no lo harás, no tienes el nivel para estar aquí, ya se me hacía extraño que tu padre te elogiará tanto — Le dije.

Ella abrió la boca y volvió a tartamudear.

— ¡Claro que si lo tengo! — Me dijo indignada.

— no soportarias una semana aquí — le dije provocandola.

— ¡Tu no me conoces! — Me dijo y empezó a pinchar mi pecho con su larga uña, yo agarré su mano y la aparte de mi.

— Yo soy la mejor en lo que hago — Me dijo.

En definitiva, ella se veía muy indignada.

— No has empezado y ya te quieres ir, eso dice mucho de ti — Le dije.

Ella me miró a los ojos.

— ¡Me quedaré y te demostraré que soy muy buena! — Me dijo decidida.

Esta niña era muy tonta, había caído redondita en mis planes.

— Exelente, ya he hecho el contrato — Le dije.

Me di media vuelta y busque el documento que estaba en mi escritorio, después volví a ella y se lo entregue. Ella sacó una pluma rosa y lo firmo.

— Seré la mejor pasante que tendras en la vida — Me dijo.

— Te doy un mes, y estoy siendo muy optimista — Le dije.

Después la mire de arriba a bajo.

— Otra cosa, en la empresa existen reglas, la primera es no venir con ropa de colores, solo pueden venir en negro, blanco o gris — le dije.

Ella arrugó el entrecejo.

— Eso es deprimente — Me dijo.

— Lo se, por eso lo hago, yo me alimento de sus sentimientos de tristeza, es lo que me mantiene joven — Le dije con una sonrisa.

Los ojos de claudine se pusieron rojos.

— No me digas que ya vas a llorar, eso es algo que hacen mis empleadas después de un dia trabajando conmigo, creo que contigo voy a batir todos mis récords — Le dije.

Ella puso mala cara, pero su barbilla estaba temblando, una lágrima salió de su ojo derecho, y de repente empezó a llorar.

— ¡Eres horrible! — Me dijo entre lágrimas.

— Se te está corriendo el delineador — Le dije.

Ella dejó de llorar de inmediato, sacó un pañuelo de su bolso y delicadamente empezó a limpiarse las lágrimas.

— ¿Se ve bien ahora? — Me preguntó.

Yo levanté una ceja con exageración, está chica era tonta, rara y muy vanidosa.

— No quiero que vuelvas a venir vestida así — Le dije.

Ella asintió con la cabeza.

— la entrada es a las ocho de la mañana, y tú tienes que estar antes, para preparar los documentos y citas que se harán en el día, si te equivocas te voy a despedir y manchare tu currículum de la peor manera — Le advertí.

Ella empezó a sonreír.

— Soy exelente en todo lo que hago — me dijo.

Yo me rei.

— Eso lo decido yo. ahora vete, mañana te quiero aquí a primera hora — Le dije y me di la vuelta para regresar a mi escritorio.

Ella no se despidió de mi y salió de mi oficina, esta semana me iba a divertir muchísimo gracias a ella.

— — — — — — — — — —

Cuando salí de la oficina, el tipo de hace unos minutos estaba fuera.

— ¿Creo que te ha ido bien no? — Me preguntó.

Yo trague en seco y asentí con la cabeza.

— Soy Darcy Woods — Se presentó y me tendió la mano.

— Claudine Lefèvre, pero me puedes decir Clau — Le dije con una sonrisa mientras apretaba su mano.

— ¿Ok, entonces empiezas mañana? — Me preguntó.

Yo asentí con la cabeza.

— Te aconsejo que vengas con la mejor disposición, trabajar con Domenic es un poco complicado — Me dijo.

— Lo tendré en cuenta, y no te preocupes, yo estaré bien — Le dije con una enorme sonrisa.

Me despedí de él y me fui directo al ascensor.

Tal vez Domenic no sea tan malvado como lo pintan, Kendall puede estar exagerando un poco.

*

La mañana siguiente fue una catástrofe, Domenic era malvado y lo peor era que lo disfrutaba.

— Eres deprimente — Me dijo mientras leía el informe que ya le había hecho tres veces.

— ¿Se supone que eres la mejor? Esto da vergüenza — Me dijo mientras blandita la hoja al aire.

— ¿Que está mal? — Le pregunté a punto de llorar.

— Todo, tienes que ser más cuidadosa, hazla otra vez — Me ordeno.

Yo bajé la cabeza y después lo mire.

— ¿puedo ir al baño? — Le pregunté con la voz quebrada.

— Ve rápido — Me dijo.

Yo me levanté y prácticamente corro fuera de la oficina.

Cuando llegue al baño me encerré en uno de los cubículos, me senté en el retrete y empecé a llorar, jamás me habían tratado tan mal, y si que he recibido malos tratos, pero Domenic era tan hiriente que dolía el doble.

La puerta del cubículo se abrió y dos mujeres me quedaron viendo, una de ellas puso mala cara.

— Ella es la nueva que está trabajando con el jefe — Dijo.

La otra me miró con lastima.

— Al menos ha durado más que la de ayer — dijo ella.

Yo me trague un quejido y me tranquilice.

— ¿Como así? — Le pregunte.

— Ayer llegó una secretaria mueva y a la hora el jefe la despidió — Me dijo.

Empecé a llorar más fuerte, me tape la cara con ambas manos y seguí llorando.

— Ayer la otra chica salió llorando, así como lo estás haciendo tu, pero ánimo, al menos no te ha despedido todavía — Dijo una de ellas.

Yo me destape la cara y las quedé mirando.

— ¿Que hago para que me trate mejor? — les pregunté.

Una de ellas hizo la señal de la cruz hacía a mi.

— He escuchado que él se alimenta del dolor de las personas — Dijo ella.

Yo arrugue el entrecejo.

— ¡Eso es ridículo! — Me queje.

— ¿Te habías sentido así alguna vez? — Me preguntó.

Yo negué con la cabeza.

— El tipo es un vampiro, una chica investigo sobre su familia y descubrió que habían vampiros, por eso es tan cruel ¿y sabes que es lo más extraño?— Me preguntó.

— ¿Que? — Le pregunté yo.

— La chica desapareció — Me dijo en voz baja.

La otra asintió con la cabeza.

— Buena suerte, la vas a necesitar, y ojalá puedas durar en ese trabajo al menos una semana — Me dijo.

Las dos se dieron la vuelta y se fueron dejándome con más preguntas que respuestas.

Yo me levanté del retrete y salí del cubículo, me mire al espejo y me limpie las lágrimas.

Mañana traería ajos, tal vez ellas tengan razón y Domenic sea un cruel y despiadado vampiro que quiere chuparse mi energía vital.

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