—¡Silvia! —es Emma, viene hacia mí con su rostro preocupado. —¿Qué pasa, Emma? Se ve cansada por haber corrido quien sabe por cuanto tiempo. —Me llamó mi madre y... ella sabe todo —dijo. —¿Todo? ¿Qué cosa? —Todo. Sabe que mi padre me ha estado maltratando desde hace ya varios años. No sé que hacer —se veía preocupada. Marcos yo yo estábamos saliendo de la universidad para dirigirnos a casa, pero Emma nos había interceptado. —¿Y ahora qué pasará? —quise saber, cruzándome de brazos. —No lo sé, mi madre quiere que haga mis maletas y me vaya con ella. Pero no sé qué pasará con mi padre. Tengo que ir a casa y enfrentar toda esta situación. —los tres empezamos a caminar por la acera, Marcos iba en silencio escuchando lo que Emma tenía para decir— Creo que sin ti esto no hubiera pasado. Ayer fuiste y enfrentaste a mi padre, las cosas pasaron a cómo debían de pasar. Me alegraba por ella de que su vida se estuviera solucionando y que ya no tendrá que sufrir ningún maltrato más de part
—Salgamos ya, Silvia, creo que esas luces que se ven venir son del auto de Travis. Vamos deja todo en orden, tómale fotos rápido.—Cállate, que estoy muerta de miedo, solo espero que Travis no sospeche nada de lo que revisamos.—Iré rápido hacia la cochera, quiero asegurarme que no hay nadie por acá, de lo contrario estamos acabados.—Estoy, dirás, a ti no te ven.Marcos salió corriendo con desesperación, mientras tanto yo arreglaba las cosas como las había dejado Travis. Si él era el asesino de Marcos seguro era un tipo astuto y lo más mínimo le parecería algo sospechoso. Tomé las fotos para cuando vino Marcos.—¿Listo?—Sí, ¿tú como miras? ¿Crees que deje todo a como estaba?—Claro, ya deja eso y salgamos por la puerta trasera, quítate los zapatos y sígueme.Marcos tomó de mi mano con seguridad, éramos esa pareja osada, en realidad solo con él me sentía una mujer valiente, capaz de hacer todo tipo de locuras. Todo esto para mi era una nueva experiencia en donde podía sentir el amor
Cada quien había vuelto a sus casa, me había parecido impresionante lo que Laura había hecho con Travis y Nathaly, pero en el fondo sentía que se lo merecían. Marcos entró detrás de mí a casa, iba pensativo. —Jamás creí que Laura fuera capaz de algo así —me dice, sentándose en el sofá. —Una mujer dolida es capaz de hacer muchas cosas —le respondí, sentándome a la par de él. Me sentía agotada, pensativa y un poco estresada. —Ya veo —pone su mano en mi pierna— ¿cómo estás? —Bien, es solo que me quedé pensando en algo —lo miré, algunos de sus cabellos negros caían por su frente. —¿Qué cosa? —frunció el ceño. —Laura habló de que los tres se irían al infierno o algo así —recordé— Se me vino a la mente la conversación en la cabaña. —Tienes razón. Esa conversación se veía demasiado sospechosa y acalorada. —Ya lo sé —suspiré profundo, recostándome en el hombro de Marcos— Muero de sueño. —Duerme tranquila, aquí estaré yo para cuidarte. —Gracias —le susurré mientras el sueño me vencía
Fue inútil, por más que quise ir detrás de Marcos no pude alcanzarlo, el se me había perdido de vista. Me sentía mal por lo que él había visto, pero todo fue un mal entendido, yo solo amaba a un hombre y ese era el, podría hacer lo que sea por el amor que le tengo. Era frustrante ya que Marcos se iría y más sin embargo yo estaba corriendo el riesgo de quedar lastimada, no había otra opción. Era el hombre perfecto para mi. En ese instante toqué mis labios, me sentía sucia, incluso los limpié con un pañuelo que llevaba en mi bolso.Ni modo, tendré que regresar a la universidad, ya habrá tiempo para hablar bien con Marcos y dejarle claro ciertas cosas que quizás no hemos aclarado aún. Solo espero que él confíe en mi.Damián y Emma estaban en la entrada, se miraban bien, creo que ya se habían declarado libremente como novios.—Chicos, ¿cómo les va?—pregunté cordialmente.—Estamos bien, Silvia, Emma y yo queríamos saber si nos querías acompañar al cine hoy por la noche. Sabes que Emma est
—Gracias por traerme —le dije a Laura mientras me bajaba de su coche aún casi en shock por lo que me habían contado. —Silvia, no le dirás a nadie, ¿cierto? —se quiso asegurar. Se notaba preocupada y ahora entendía que ellos irían a prisión por ser casi cómplices y no decir nada sobre lo sucedido. —Claro que no. Te veo mañana —me despedí, dando la vuelta y caminando a mi casa. Escuché detrás de mi el auto de Laura irse así que pude respirar tranquila. No recordaba nada de esa noche, ¿por qué los seguí? ¿Qué hacía yo a esas horas fuera? Por más que intentaba no lograba recordar. Quizás mi madre sepa de donde habría ido esa noche. Cuando abrí la puerta y la cerré estando dentro, Marcos estaba en la sala caminando de un lado a otro. —¡Marcos! —exclamé yendo donde él y abrazándolo. Lo tomé de sorpresa porque hasta segundos después correspondió mi abrazo. —¿Dónde estuviste? Estuve buscándote casi todo el día —hice puchero. —Lo siento, necesitaba estar solo y pensar —me explicó, pasándo
—¿Qué piensas? —Marcos se acostó a mi lado. Habíamos llegado a casa y cómo había empezado a llover los dos nos habíamos metimos a mi cama. Era impresionante la confianza que nos teníamos Marcos y yo justo ahora. Si mi madre me mirara en esta situación con un chico se moriría de los nervios. —En el arete —respondí abrazando mi almohada mientras lo miraba. —Nunca se lo he visto a nadie. Deben de ser muchos, ¿no crees? —me miró. —Quizás sí —bostecé un poco cubriéndome la boca— Tengo mucho sueño, me siento cansada de todo el día de hoy —admití, sentía mis ojos pesados y con mucho sueño. —Duerme, mañana será otro día —Marcos se acercó más a mi y me acarició el pelo. El toque en mi cabello me relajaba y me hacía sentir satisfacción. —Está bien, descansa, Marcos. Daba por terminado ese día de una vez por todas. • A la mañana siguiente Marcos y yo bajamos a la sala listos para irnos a la universidad. No revisé mi horario así que no tenía ni idea de qué clases tocaban hoy. —¿No desayu
Cuando salgo de la cafetería junto con Owen me encuentro a la mamá de Marcos en el pasillo. Me sorprende verla aquí. —Señora Megan —llamé su atención. —Silvia —ella se acerca. —¿Qué haces por acá? —quise saber dándole una sonrisa. Owen a la par mía había permanecido callado. —Solo vine por algunas cosas de mi hijo —me comentó, usaba un pantalón flojo, zapatos bajos y una camisa mangas largas. Su pelo estaba recogido con un prensador y usaba un bolso más o menos grande. —Entiendo. —Magda, él es Owen, un compañero —los presenté porque me parecía que era de mala educación no presentarlos. Ella lo observó un poco con el ceño fruncido para después extenderle su mano en forma de saludo. —Mucho gusto, Owen. Owen dudó un poco al principio pero después estrechó su mano también. —Igualmente —se separan—Silvia, me tengo que ir. Te veré después. —Owen se gira y se va.—¿Quiere que la guíe a alguna parte? —Magda y yo empezamos a caminar juntas por los pasillos, pero en eso la campanilla s
Llegando a casa, yo estaba sonriente, las cosas que había trabajado con Marcos ya estaba dando sus frutos, después de todo Marcos era otro hombre que al que conocí en vida. Quizá esa era la oportunidad que nunca tuvo, sus ojos brillaban de tanta felicidad, mi corazón palpitaba amor puro. Su cabello desarreglado, su rostro, sus manos, eran cosas que jamás podría olvidar incluso si él se iba siempre lo llevaría en mi corazón. Lo sé, es triste enamorarse de alguien que los días están contados.Mamá estaba en el jardín debajo del árbol de manzanos de brazos cruzados.—Silvia, ¿puedo preguntarte algo?—Dime. —¿Estás enamorándote de alguien?—achicaba sus ojos acercándose.—¿En realidad quieres saber la respuesta?—Por supuesto que si, eres mi hija y todo lo que te pasa también para mí es importante.—Estoy enamorada de un hombre súper genial, mamá, él valora cada cosa mía, es el hombre que siempre esperé en mi vida—quedé viendo a Marcos, el se sentía orgulloso de cómo me expresaba de él.—