Ahora Luna tenía un hijo, y Hada estaba entre alegre y preocupada. Principalmente dependía de la actitud de Caín. Si Caín estuviera dispuesto a aceptar al niño, entonces todo sería alegría. Si Caín no lo quería, no podrían hacer nada al respecto. La familia Burgos tenía poder e influencia en la Ciudad Norte, y no podrían competir contra ellos. Luna estaba impaciente. Cuando llegó a casa, descansó un poco y luego llamó a Caín, pidiéndole que saliera, diciéndole que le tenía una sorpresa.

Caín pensó que Luna, se sentía bastante atraída por él, y además como no había encontrado a otra mujer últimamente, aceptó salir a verla. Cuando Caín llegó, Luna corrió hacia él y lo abrazó, con una voz suave y melosa: —Caín.

Caín levantó el mentón de Luna de manera coqueta. —¿Me extrañaste después de un solo día sin verme?

—Por supuesto, desearía estar con Caín todo el tiempo—susurró Luna.

—¿No dijiste que tenías una sorpresa para mí? ¿Qué sorpresa es esa? — Caín preguntó sonriendo.

Luna se acercó a s