Claus se quedó en silencio por un rato. Luego contestó:—La vida está llena de accidentes y la naturaleza humana es impredecible.Tal vez, al principio, estaban felices cuando concibieron un hijo. Sin embargo, esa felicidad fue borrada poco a poco por las dificultades de la vida y su propio egoísmo. Las personas incompetentes solían descargar su ira sobre los más débiles. Y los hijos eran los que más dependían de los padres, por lo que se convertían en una salida de toda las iras y tragedias de sus padres.No era posible que todo fuera bien en la vida de una persona.A Estrella le parecía que la respuesta tenía sentido y asintió:—Tienes razón, soy afortunada porque todavía contaba con el amor de la abuela. Pero la situación sería peor en otros rincones del mundo, hay muchos niños que fueron abandonados por sus padres o están sufriendo por la violencia doméstica. Son chicos pobres…Cuando las personas de las que dependían se convertían en los que ejercían la violencia, los niños no ten
Estrella no habló más sobre este tema, pero tenía una idea en su mente: quería dedicar su vida a salvar a más niños y ser útil a la sociedad.Con este pensamiento, el corazón de Estrella pareció volverse más firme, porque ya sabía lo que iba a hacer en el futuro. Tarde o temprano, tendría que salir de ahí. No podía quedarse por el cariño que le había dado por la familia Burgos. Aunque había encontrado consuelo y había salido de la sombra ahora, en el mundo todavía había muchos niños que sufrían. No era una persona grande, pero era una persona con deseo de ayudar al más necesitado. Lo que su profesor había logrado hacer, ella también podría conseguirlo. Nadie debería estar destinado a vivir toda su vida en la miseria, ya que los seres humanos son iguales.Una vez que tomara la decisión, no habría vuelta atrás.En cuanto a la abuela y la tía en la familia… eran personas razonables que definitivamente le entenderían.Al pensar en esto, la mente de Estrella volvió a la realidad y se dio cu
Claus bajó los ojos. La luz parpadeante le iluminaba la cara. Se sentía extraño porque por un momento no había tenido claro lo que estaba pensando. Pero era inevitable, una vez que surgió el pensamiento se volvió muy consciente de que su corazón latía por esta chica.Debió haberlo comprendido desde que la conoció. ¿Cómo no sentir nada por una persona tan especial? Era él quien había sobrestimado su propia resistencia y subestimado los encantos de Estrella. Pero al final, acabó actuando según su corazón. En cuanto a las consecuencias, ya se preocuparía por ello más tarde. Al día siguiente era fin de semana y Estrella se quedó en casa. Había un curso de recuperación para tercero de bachillerato, pero para Estrella era casi innecesario, sus notas no requerían de esas clases. Además, durante el examen, el director dio el visto bueno sobre ese asunto, así que el profesor no dijo nada más. Sin embargo, Claus no estaba en casa en este fin de semana tan agradable, sino en el trabajo. Estrell
El mayordomo informó del asunto a Claus.Claus no dijo nada una vez se enteró. Al fin y al cabo, eran los regalos de Estrella y tenía derecho a manejarlo de la manera que a ella le pareciera mejor. Además, ya no se preocupaba por ella, esa niña siempre se salía de la norma. Pensó que a Estrella le faltaba dinero. Al volver por la tarde, Estrella estaba en su teléfono, respondiendo a la gente que quería comprar los objetos. Las fotos de Estrella eran buenas y sus precios justos. Después de subirlas a Internet, mucha gente preguntaba por ellos y hacía encargos. Se sintió aliviada. No había vendido cosas como estas antes y pensó que nadie se interesaría por su regalos, pero iba mejor de lo esperado y esto le dio confianza.Claus estaba ocupado con el papeleo a su lado, pero giró la cabeza para observar a Estrella. En ese momento, sacó de la carpeta una tarjeta negra que había preparado hacía mucho tiempo. Se acercó para entregársela. Estrella estaba concentrada jugando a un videojuego
Para el lunes los regalos de Estrella se habían vendido. Depositó todo el dinero que consiguió en su tarjeta bancaria y luego fue a ver a Héctor a la enfermería. Una alumna tenía dolor de estómago y Héctor le estaba dando una receta. Estrella no entró enseguida para evitar otro malentendido y esperó a que se hubiera ido. Héctor guardó el frasco de pastillas y se sorprendió un poco al ver a Estrella.—Jefa, ¿qué haces por aquí?Normalmente Estrella solo venía los miércoles y los viernes. —Ayúdame a ingresar este dinero en la Fundación Deseos Estrella —puso la tarjeta sobre la mesa. La Fundación Deseos Estrella había sido creada por ella para proyectos de caridad.Héctor asintió y tomó la tarjeta. Luego preguntó en tono de broma:—¿De dónde sacaste tanto dinero?—Lo conseguí vendiendo regalos de cumpleaños —contestó a la ligera. No planeaba ocultarlo.Héctor comprendió.—Esto cuenta como una buena acción para ganarse el cielo por parte de los que tienen dinero. Habiendo tanta gente ri
Por la tarde, después de clases, Estrella llamó al chófer y le pidió que la esperara un rato en el callejón. Luego llamó a Fátima y le pidió que saliera a encontrarla.Fátima estaba confundida cuando recibió la llamada. No esperaba que Estrella tomara la iniciativa. De casualidad, Juan estaba con ella y tenía cara de "lo sabía". —¿Ya ves? Justo como pensaba, Estrella es una persona piadosa y aún te considera una madre.—¿Y qué voy a hacer ahora? —Fátima estaba demasiado contenta para saber qué hacer. Su voz temblaba un poco.—¿Qué más podrías hacer? Obviamente vas a ir con ella. Tengo una cena esta noche pero no te preocupes, no te haré ir. Relájate y ocúpate de tus asuntos primero —dijo Juan mientras palmeaba el hombro de Fátima. —De acuerdo —asintió Fátima.A Fátima le preocupaba que se le agotara la paciencia a Estrella si esperaba demasiado. Después de cambiarse de ropa, fue rápidamente a la cafetería que había junto al colegio de Estrella.Cuando llegó, Estrella ya llevaba un ra
Después de estas palabras, Estrella sintió que ya no había necesidad de quedarse. Recogió su mochila y se dispuso a volver. Pensó que había dicho lo suficiente, y si Fátima tenía un poco de respeto por ella y por sí misma, no volvería a molestarla. Fátima vio el movimiento de Estrella. Dio un paso rápido y tomó su mano suplicando:—Estrella, ahora tienes poder. Mamá te necesita. Ayúdame esta vez por el bien de tu abuela. Necesito ganarme un lugar en la familia Castro.Estrella miró a Fátima, ¿ya ni siquiera se molestaba en ocultar sus verdaderas intenciones? No sabía cómo describir sus sentimientos. De alguna manera estaban influenciados por sus lazos sanguíneos. Aunque pensaba que ya no le importaba, inevitablemente sentía un escalofrío cuando Fátima la utilizaba como moneda de cambio para sacar ventaja. Se preguntó qué significaba a sus ojos. Aparte de utilizarla, ¿había siquiera un atisbo de amor maternal? Pero eso estaba bien ahora, dado que Fátima no se preocupaba por ella, no t
Estrella salió. Respiró hondo y se tranquilizó antes de llamar al presidente del Grupo Estrella Imperial, Yael Huerta. —Yael, soy yo. —Encontró una esquina y habló en voz baja.La persona al otro lado respondió de inmediato con respeto.—Señorita, cuáles son sus órdenes.—Mañana irás personalmente al Grupo Castro y les entregarás el proyecto que estamos desarrollando en la ciudad Z. Diles que Fátima lo presentó.No quiso faltar a su palabra tras habérselo prometido a Fátima. Sin embargo, también había dicho que solo la ayudaría una vez. A partir de ahora, no se ablandaría con ella.Estrella no sabía si reír o llorar cuando terminó su relación con el proyecto. Un ser humano vivo como Fátima era menos importante que estas cosas inanimadas. —¿Por qué haces tanto por el Grupo Castro? —preguntó Yael con suspicacia.A veces Estrella era demasiado perezosa e incluso para gestionar la empresa solía dejar las cosas en manos de sus subordinados, quienes se encargaban de todo. Era raro que Estr