En casa, Estrella recibió una llamada de Enzo.

Hacía mucho tiempo que Enzo no llamaba, y al ver ese número, Estrella se sintió un poco confundida.

Sin embargo, pensando en las instrucciones de su maestro, Estrella decidió contestar de inmediato.

Primero tosió suavemente, su voz se volvió un poco ronca antes de contestar al teléfono—Enzo.

Al escuchar este saludo, Enzo frunció inconscientemente el ceño y luego dijo con desagrado—Señorita Galve, hace mucho que no nos comunicamos.

Pensando en ello, Enzo aún se sentía un poco agraviado.

Estrella percibió las quejas en las palabras de Enzo.

No obstante, respondió con indiferencia—Enzo, ¿dime en qué puedo ayudarte?

Enzo habló de inmediato—Mi abuelo, de alguna manera, ha vuelto a tener un episodio. Ahora está acostado en la cama, esperando que la señorita Galve pueda ayudarnos nuevamente.

Para la enfermedad del abuelo Pérez, muchos médicos supuestamente talentosos en Ciudad Norte no habían encontrado razón ni cura alguna.

Solo cuando