¡No es tu hembra!

Cuando sus ojos se posaron en ella no hubo vuelta atrás.

Lucía tan increíblemente hermosa que casi había perdido el aliento al mirarla.

Su cabello trenzado hasta la cintura rodeado de flores se veía precioso, sus labios rojos, su dulce rostro ¡Y qué decir de su cuerpo para el pecado! Parecía una pequeña hada provocadora.

Su Carol lucía tan arrebatadoramente tentadora que tuvo que gruñirle a los machos a su alrededor quien la miraban fijamente.

¡Ella era suya y nadie más podía mirarla!

Los celos nublaron su vista tanto así que se levantó de golpe al verla salir del escenario, iría en su búsqueda, iba a reclamarla y nadie se lo impediría.

- ¿Dónde vas Ias? -preguntó con el ceño fruncido Callista al verlo levantarse.

-Ah hacer algo muy importante.

La hembra humana al parecer le entendió ya que sonrió asintiendo con la cabeza en aprobación.

Buscó su olor dentro de las carpas y lo encontró no muy lejos de allí, sonrió con socarronería.

Te encontré gatita.

Y allí estaba ella, de espaldas a
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