Charlo
Ha quedado viuda y atiende su café cada día, allí pasan viajeros, comerciantes, amigos, familiares y clientes todos los días.
Rose tiene 51 años y una vida entera por delante.
Charles, tiene 56, siempre entra al café por su pedido, un día común y corriente, Charles se queda con su auto averiado, ante lo cual Rose se ofrece llevarlo a su oficina. Durante el trayecto se cuentan sus vidas y secretos, Rose descubre una historia con muchos matices y colores, ella también tiene muchos secretos que contar.
Charles se siente atraído, hipnotizado, pero con recelo al mismo tiempo. ¿Puede el amor romper las barreras que así mismo se coloca?
Aceptando ser su conductora por unos meses, comienza a notar que esconde su corazón, aunque este palpita a paso rápido.
¿Puede un extraño cautivarla?
El Café de Rose, se torna en el lugar de citas y encuentros.
La vida nos da sacudidas, tempestades para que naveguemos sin el temor o el miedo que eso nos causa, Rose no tiene miedo de enfrentar nada ahora, todas las tormentas estarán a punto de desatarse, ella puede salir avante de todo sin lastimarse.
Sus hijos, aunque por momentos insensibles, deberán comprender que ella tiene todo el derecho amar, ser amada, porque en conclusión ellos han hecho con sus vidas lo que han querido, de aquí la frase tan gustosa a los hijos.
- ¡Mamá yo sé lo que hago- y Rose siempre lo ha tenido claro, tanto así que ahora ella afirmando con carácter podrá citar!
-Soy Rose, se lo que hago.
El amor se presentará en la vida, quieres abordar tu tren, o solo ver pasar varios vagones de seguido, sin tomar ninguno.
Acompaña a Rose en un viaje de intrigas, emociones y cambios fortuitos.