Todos los capítulos de Dulce Castigo: La chef curvy del Magnate: Capítulo 81 - Capítulo 90
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80- No confíes en nadie
MarinaHan pasado dos días desde que Joaquín nos prometió que intentaría ayudarnos, y la espera me está consumiendo viva. Estoy sentada en la esquina de la habitación, con la espalda apoyada contra la fría pared y los ojos clavados en la puerta, como si pudiera abrirse en cualquier momento y traernos buenas noticias. Pero no pasa. Solo silencio. Solo tiempo.Daniel duerme a mi lado, su fiebre ha bajado un poco desde que Joaquin nos consiguió algunos medicamentos que tengo escondidos, pero sigue débil. Intento no dejar que el miedo me consuma, pero cada vez que lo escucho gemir entre sueños, siento que el corazón se me parte.Joaquín nos dijo que escapar era casi imposible, la prueba es que Daniel casi muere intentandolo, que cada rincón de esta casa está vigilado, que las puertas se cierran con códigos distintos cada noche. Su idea era conseguir un celular, robarlo por unos minutos, enviar un mensaje con a ubicación y el mensaje de auxilio y borrar todo antes de que lo noten. Le di
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81- La guerra
SalvadorOdio los hospitales.No puedo evitar asociarlos a ese momento en el que mi padres murieron, puede que fuera solo un adolecente, casi un niño, pero el recuerdo lo tengo nítido en mi mente. Fue un accidente triple, tres autos colisionaron por culpa de un conductor ebrio, irónicamente el único que quedó vivo.Sin embargo se trata de Alex quién es casi como un hermano para mi y por eso ignoro todo lo que este lugar me genera, mientras camino de un lado a otro esperando alguna respuesta, hace más de una hora que entro a operación con una bala en su torso.Tengo la ropa manchada de sangre, su sangre, y el corazón latiendo como un loco dentro de mi pecho.No puedo perderlo.No puedo perder a más nadie, no voy a permitirlo.Y aparte de toda esta mierd4 está el hecho de que debemos esperar que el hacker encuentre algo que no sirva, pues desbloquear el celular no fue problema, Federico se lo llevo y a los 10 minutos tuvimos la confirmación, sin embargo las conversaciones son en clave.P
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82- Este es el fin
MarinaEl grito de Joaquín nos sacude.—¡Corran!Ni siquiera lo pienso. Me aferro al brazo de Daniel y salimos corriendo del cuartito donde estábamos. El corazón me martillea las costillas. Las luces están apagadas, solo se ve la luna filtrarse por los ventanales, y el eco de nuestros pasos rebota contra las paredes.Puedo sentir la adrenalina recorriendo mi cuerpo, el miedo amenazando con apoderarse de mí, pero no lo permito, no puedo hacerlo, porque esto no se trata solo de mí, tengo que proteger a Daniel.Joaquín corre delante de nosotros, indicándonos con señas hacia dónde girar. Daniel respira con dificultad, pero no se detiene. No podemos detenernos. No ahora.Nos metemos por un pasillo estrecho que da hacia una escalera lateral, y es justo cuando creo que lo lograremos, que podremos llegar a la salida o al menos escondernos para pensar el siguiente movimiento, hasta que una voz ruge desde las sombras:—¡Alto!Nos paralizamos.La luz se enciende de golpe. Cuatro hombres armados
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83. ¿Me extrañaste?
SalvadorLa espera es lo peor que hay.El mensaje de Marina llegó hace ya más de media hora al celular de Clara. Una ubicación. Un mensaje de auxilio. Un solo punto en el mapa que parece insignificante… pero para mí significa todo. Porque si ese punto es real, si ella logró mandar ese mensaje, entonces está viva. Está luchando.Y yo voy a traerla de vuelta.Sin embargo, la policía y el equipo especial que he contratado parecen tener mil cosas que evaluar antes de decidir ir a buscarla, y lo entiendo, sé que para que todo tenga éxito debemos ser meticulosos, pero también sé, que si ella se arriesgo a envíar ese mensaje es porque probablemente se le acaba el tiempo.Estoy a punto de envíar todo a la mierd4 y salir yo mismo a buscarla cuándo finalmente el líder del equipo táctico y el detective parecen haberse puesto de acuerdo.—Equipo uno, arma larga. Equipo dos, perimetrar la zona trasera. Nadie dispara si no hay una amenaza clara —ordena el líder del grupo privado que contraté. Diez
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84- Me borraste de tu vida
MarinaFinalmente parece que la pesadilla ha terminado.Siento mis extremidades pesadas, el cuerpo adolorido, la cabeza me palpita y el corazón me está latiendo con tanta intensidad que puedo sentir el sonido vibrando en mis oídos.Es como estar atascada en un mal sueño y luchar para despertar y cuándo lo haces sientes las mismas sensaciones de cuando estabas dormida.Es horrible.Y lo peor de todo es que nada más avanzar para salir de este lugar, Daniel se desplomó por completo en el suelo y tuve que ver como lo levantaban en brazos mientras yo gritaba por ayuda.No sé cuánto tiempo ha pasado desde que salimos de esa casa, pero aún siento el eco de los disparos rebotando en mis oídos. El caos, el miedo, la sangre… Salvador. Y ese es otro punto demasiado difícil de asimilar, verlo a él, ahí.Todo fue tan rápido y, al mismo tiempo, tan eterno.El brazo de Salvador no se ha separado del mío en ningún momento. Siento su calor, su fuerza, su presencia tan cerca que todavía me cuesta creer
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85- Voy a ayudarte a recuperarla
DanielEl dolor es lo primero que siento cuándo despierto, y aunque lo que más quiero es poder descansar y olvidarme de toda la pesadilla que han sido estos meses, no lo consigo.No puedo dormir. Ni cerrar los ojos sin que todo vuelva.Los golpes. La sangre. Las palabras de mi padre retumbando en mi cabeza como un eco maldito. Las manos de Marina temblando mientras me abrazaba. El disparo que casi mata a Salvador. El arma en mis manos. La sensación de estar al borde de perderlo todo otra vez.Estoy despierto desde hace horas en esta habitación blanca del hospital. Me conectaron a suero, me dieron medicamentos, me preguntaron cosas. La mayoría de esas preguntas no las supe responder. O no quise. Porque cada vez que me piden que recuerde, también tengo que recordar mi culpa.Y no puedo con eso.Mi hermana está viva. Joaquín también. Pero yo no. O al menos no siento que lo esté.Fui yo quien metió la pata desde el principio.Fui yo quien creyó en promesas vacías de un “trabajo estable”.
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86- Recuperar a la chica
SalvadorLa conversación con el hermano de Marina fue… extraña.Debo admitir que cuándo la enfermera se me acercó a decirme que quería hablar conmigo no supe muy bien cómo reaccionar, en especial porque Marina estaba desesperada por verlo, pero la mujer fue clara, me vería a mi antes de ver a cualquiera, y una vez hablé con él lo comprendí.Quería disculparse, lo necesitaba y yo me sentí más avenrgonzado que nunca por haber juzgado al chico y a Marina sin pensarlo dos veces, pero joder, es que nos engañaron por completo y ahora me siento como un imbécil.Estoy caminando de un lado a otro del hospital esperando para ver a Alex finalmente, cuando la enfermera se me acerca. y no tengo que esperar a que diga nada. Ya lo sé. Siento el corazón retumbar en mi pecho mientras me pongo de pie de golpe, casi tropezando con la silla.—¿Ya puedo pasar?La mujer ya de avanzada edad, me regala una sonrisa amable.—Despertó hace unos minutos, está algo débil, pero lo está preguntando —dice ella con u
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87- Hacerlo desaparecer
Salvador Nada más llegar a la mansión, junto a Federico que ha isnisto en quedarse conmigo esta noche, desisto de la invitación de mi primo de tomarnos algo y me encierro en el estudio, dejando el celular sobre la mesa, aún temblando un poco por la descarga de adrenalina. Afuera, la mansión está en silencio. El tipo de silencio denso que presagia tormentas.Me dejo caer en la silla de cuero frente al escritorio y paso una mano por el rostro. El cansancio amenaza con derribarme, pero no puedo, no todavía. Tengo que empezar a organizarme, Daniel dijo que me ayudaría a recuperar a Marina y creo que Clara en fondo también quiere hacerlo, pero debo de ser yo quién le demuestre lo que siento, que le haga saber que estoy arrepentido.Abro la libreta que tenía olvidada desde que Marina desapareció y empiezo a escribir. Planes. Ideas. Estrategias para recuperarla.1- Disculparme, una disculpa sincera, hacerle saber lo que siento por ella, como me siento. 2. Invitarla a salir. Una cena privad
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88 Estoy asustada
MarinaEstoy afuera.Aún no puedo creer que finalmente toda esta pesadilla haya llegado a su final, pero no voy a mentir y a decir que estoy bien, porque no lo estoy.Siento que todo aquello que he estado reprimiendo desde el momento en que pise la mansión Montenegro por primera vez, me está pasando factura.La rabia, la frustración, la impotencia, el miedo…. y ahora soy como una bomba de tiempo que está a punto de explotar.Y esa es la razón por la que no me atreví a volver a mi apartamento al dejar a Daniel en el hospital, pues debe quedarse al menos una noche más, y decidí venirme con Clara. Sé que en el instante en que ponga un pie en el que fue mi refugio, todos los recuerdos del día de mi secuestro van a regresar.Y no quiero que lo hagan.—¿Nena, estás bien?—La voz de Clara llega a mis oídos y cuando inclino el rostro la veo enfrente mio tendiendo una taza con lo que huele a chocolate caliente.Le doy una sonrisa, que espero se vea lo más real posible y tomo el chocolate.—Solo
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89- Vas a vivir conmigo
MarinaA pesar de todo el peso y la confusión que traigo encima, debo admitir que conseguí descansar y por eso me he levantado mucho más activa y lista para ir a ver a Daniel al hospital y preguntar si ya puedo traerlo a casa.Por eso estoy sirviendo dos tazas de café mientras Clara termina de recoger todo de la sala que ensuciamos la noche anterior, aún nos falta una hora para que habiliten las visitas, mi amiga empieza a caminar hacia la barra de la cocina en dónde estoy, pero no alcanza a dar dos pasos cuándo suena el timbre de la casa.Al escucharlo me tenso y los recuerdos del día del secuestro llegan a mi mente, tengo que cerrar los ojos y empezar a contar lentamente en la mente para calmarme, pero incluso siento como me están temblando las manos y la respiración se me ha empezado a acelerar.—No son ellos—me digo—Ya estoy afuera, no son ellos…—¡Marina!—la voz de Clara se filtra en mi mente y cuando abro los ojos me encuentro con su mirada preocupada enfrente de mi.—Lo siento…
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