Todos los capítulos de De víctima a reina: La heredera equivocada : Capítulo 141 - Capítulo 150
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Capítulo 141: La llegada de la tormenta
El evento transcurría con su aire habitual de exclusividad y elegancia. Empresarios de alto nivel, inversionistas y figuras influyentes conversaban entre copas de champán y luces cálidas que iluminaban el lujoso salón. Sin embargo, toda conversación se detuvo cuando las puertas principales se abrieron con un aire de majestuosidad, anunciando la llegada de una presencia imponente.Alexa Brandon hizo su entrada con la seguridad de una mujer que sabía que todas las miradas le pertenecían.Vestida en un ceñido vestido rojo carmesí de seda, con un profundo escote en la espalda y una abertura lateral que revelaba sus largas piernas, caminó con paso firme, cada movimiento reflejando una gracia provocadora. Su cabello, perfectamente estilizado en ondas que caían sobre uno de sus hombros, enmarcaba su rostro de facciones marcadas y labios pintados en un rojo intenso que combinaba con su atuendo.El murmullo entre los asistentes comenzó de inmediato.—Es increíblemente hermosa… —susurró una de
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Capítulo 142: Duelos silenciosos
El murmullo de la velada se mezclaba con el tintineo de copas y las risas superficiales de los empresarios y sus acompañantes. Pero entre Leonardo, Alanna y Alexa, el aire se sentía espeso, cargado de una tensión que iba más allá de lo evidente.Alexa, con su elegancia estudiada y una sonrisa que destilaba autosuficiencia, dio un paso más cerca de Leonardo.—Tienes la corbata un poco torcida —comentó con dulzura, levantando una mano con naturalidad para acomodarla.Era un gesto pequeño, aparentemente inofensivo, pero estaba claro que lo hacía con la intención de marcar su presencia.Lo que no esperaba era lo que ocurrió después.Antes de que sus dedos siquiera rozaran la tela, una mano firme los interceptó en el aire.Alanna.Con una calma demoledora, tomó la muñeca de Alexa y la apartó con delicadeza, pero con una frialdad cortante. Sus ojos, dos dagas de hielo, se clavaron en los de su rival.—No es necesario —dijo con voz suave, pero firme—. Yo me ocupo de mi esposo.El silencio qu
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Capítulo 43: Ni lo intentes
El evento continuaba con normalidad, pero la tensión en la mesa donde se encontraban Alanna, Leonardo, Enrique y Alexa era palpable. Las miradas entre ambas mujeres eran una batalla silenciosa, una guerra que solo ellas comprendían. Alexa, con una sonrisa encantadora pero llena de intenciones ocultas, tomó su copa de vino con aparente descuido.—Oh, querida Alanna, qué descuidada soy —dijo con una dulzura falsa mientras inclinaba ligeramente su copa con la clara intención de derramar el vino sobre el vestido impecable de Alanna.Pero Alanna era más rápida. Con un movimiento sutil y elegante, esquivó el líquido y, sin que pareciera intencional, su propio brazo rozó el de Alexa, haciendo que la copa resbalara y manchara el costoso vestido de la otra mujer.Los murmullos en la sala no se hicieron esperar. Alexa se quedó paralizada por un segundo, mirando la mancha de vino tinto extendiéndose por la tela de su vestido de diseñador. Su rostro se transformó en una mueca de furia y, sin pens
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Capítulo 144: No me lo dijiste
El evento finalmente llegó a su fin. Los invitados comenzaron a retirarse poco a poco, mientras la música de fondo se iba apagando. Alanna y Leonardo mantuvieron las apariencias hasta el último momento, sin darle a nadie la satisfacción de presenciar una escena fuera de lugar.Sin embargo, en cuanto subieron al auto y la puerta se cerró, el silencio entre ellos se volvió pesado. Leonardo condujo con una expresión imperturbable, pero Alanna no estaba dispuesta a ignorar lo que había sucedido esa noche.—¿Por qué no me lo dijiste? —soltó de repente, sin apartar la vista de él.Leonardo no respondió de inmediato. Mantuvo la mirada en la carretera, sus dedos firmes sobre el volante.—¿A qué te refieres?Alanna dejó escapar una risa irónica.—No juegues conmigo, Leonardo. Sabías que Alexa estaría allí y no me dijiste nada.El hombre suspiró, como si ya hubiera esperado esa reacción.—No veía la necesidad —respondió con calma—. No quería que esto se convirtiera en un escándalo antes de que
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Capítulo 145: Un respiro entre telas y sombras
Alanna despertó con la sensación de necesitar aire. La tensión de la noche anterior aún pesaba sobre sus hombros, y cada pensamiento sobre Alexa o la indiferencia de Leonardo la hacía apretar los dientes. No podía seguir permitiendo que su humor dependiera de los demás. Había pasado demasiado tiempo concentrada en problemas ajenos y olvidándose de sí misma.Decidida a romper esa rutina, tomó su teléfono y llamó a su asistente para cancelar cualquier compromiso. Hoy sería un día para ella. Hacía mucho que no se daba el placer de una buena tarde de compras, recorriendo boutiques con calma, sin más preocupación que elegir el vestido perfecto para su próxima gala.Las calles estaban llenas de vida y las tiendas de alta costura exhibían sus más recientes colecciones. Alanna recorrió varias boutiques hasta que, en una de sus favoritas, encontró un vestido que le robó el aliento. Era un diseño exclusivo, elegante y sofisticado, justo lo que necesitaba para recordarse quién era: una mujer fue
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Capítulo 146: Ella es mi socia
Alanna sintió que el aire en la habitación se volvía denso, casi irrespirable. Leonardo había dejado su copa de vino sobre la mesa y la miraba con seriedad, como si estuviera preparándose para decir algo que cambiaría todo.—Hay algo que debes saber —dijo finalmente, su voz firme pero con un matiz de duda.Alanna sintió un leve escalofrío en la piel. Había algo en la forma en que él la miraba, una sombra de culpa o quizás de precaución.—Dime —susurró ella, sintiendo su corazón latir con fuerza en su pecho.Leonardo suspiró y pasó una mano por su cabello, como si necesitara reunir el valor suficiente para continuar.—Alexa no es solo mi ex novia, Alanna —dijo, pausando para ver su reacción. Ella se mantuvo en silencio, pero sus labios se fruncieron levemente—. Es mi socia. Es la socia anónima de la que te había hablado.El mundo de Alanna se tambaleó.—¡No puede ser! —sus palabras salieron entrecortadas, como si no pudiera darle forma a su incredulidad.Leonardo se inclinó hacia adela
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Capítulo 147: Su apellido es Sinisterra
Leonardo entró a la empresa con paso firme. Aunque había dormido poco la noche anterior, su mente estaba más clara que nunca. La conversación con Alanna lo había dejado pensativo, pero estaba decidido a demostrarle que no había lugar para la desconfianza entre ellos.Sin embargo, el destino parecía empeñado en ponerlo a prueba.Al abrir la puerta de su oficina, se encontró con Alexa, elegantemente vestida y con una expresión que mezclaba determinación y algo más… algo que él prefería ignorar.—Vaya, por fin te dignas a aparecer —dijo ella con una sonrisa ladeada, recargándose contra su escritorio—. Pensé que seguirías evitándome después de nuestro último encuentro.Leonardo no reaccionó a su provocación. Caminó hacia su silla con calma, dejando los documentos sobre la mesa.—No te estaba evitando. He tenido asuntos más importantes de los que ocuparme.Alexa soltó una ligera risa y cruzó los brazos.—Lo sé. Alanna, ¿cierto? —murmuró con un deje de burla—. ¿Ella ya sabe que soy tu socia
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Capítulo 148: Entre el amor y la venganza
Leonardo salió del edificio con la mandíbula tensa y los pasos firmes, pero su mente era un caos de pensamientos desordenados. Las palabras de Alexa lo seguían como un veneno que se esparcía lentamente en su interior, haciéndolo cuestionarse cosas que creía tener claras."¿La amas? ¿O te casaste con ella para vengarte de su familia?"Una simple pregunta, pero lo había sacudido hasta los cimientos. Se repetía en su cabeza como un eco imposible de acallar, golpeando sus certezas y obligándolo a enfrentar un dilema que siempre había evitado.Por supuesto que amaba a Alanna. No había duda de ello. Desde mucho antes de la boda, su presencia había dejado de ser una estrategia para convertirse en una necesidad. No era solo deseo, no era solo afecto… era amor. Un amor que se había infiltrado en su alma sin pedir permiso, desmantelando poco a poco la frialdad con la que había iniciado todo.Pero entonces… ¿por qué esa pregunta lo hacía sentir culpable?Cuando llegó a su automóvil, apoyó ambas
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Capítulo 149: Dulzura fingida.
Alexa miró su teléfono con una sonrisa calculada antes de deslizar el dedo por la pantalla y marcar el número que ya conocía de memoria. No pasó mucho tiempo antes de que una voz femenina y pausada respondiera al otro lado de la línea.—Alexa… —dijo Bárbara con una mezcla de sorpresa y reserva.—Bárbara, querida, ha pasado demasiado tiempo —respondió Alexa con una dulzura ensayada—. ¿Podemos hablar ahora?Hubo un breve silencio antes de que Bárbara suspirara. A pesar de los años, aún le tenía cierto aprecio a Alexa. En su momento, la había considerado la esposa perfecta para Leonardo. Era hermosa, inteligente y de una familia respetable. No entendía por qué las cosas entre ellos no habían funcionado.—Está bien —concedió finalmente—. ¿Dónde estás?—Puedo pasar a verte si tienes tiempo —Alexa moduló su voz con cautela, sin sonar demasiado ansiosa—. Me encantaría ponernos al día.Bárbara se quedó en silencio por un momento, debatiéndose. Sabía que no debía involucrarse en asuntos del pa
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Capítulo 150: La pieza perfecta
Alexa estaba a punto de girar el picaporte para marcharse cuando la puerta se abrió desde el otro lado. Y allí, con una sonrisa luminosa, apareció Sabrina, la hija de Bárbara y prima de Leonardo.—¡Alexa! —exclamó con alegría desbordante, dejando caer su bolso al suelo para lanzarse a sus brazos—. ¡No puedo creerlo! ¿Estás aquí?Alexa apenas tuvo tiempo de reaccionar, pero le devolvió el abrazo con una sonrisa impecable, esa que usaba como máscara desde siempre.—Sabrina, estás preciosa —susurró, manteniendo el tono dulce que tanto sabía fingir—. Has crecido como toda una dama.Sabrina se separó con los ojos brillantes de emoción. Siempre había admirado a Alexa. La consideraba perfecta, una mujer elegante, decidida, la pareja ideal para su primo. Nunca entendió por qué ella se fue justo cuando Leonardo más la necesitaba.—¿Viniste a ver a Leonardo? ¿Vas a quedarte? —preguntó entusiasmada.Desde la sala, Bárbara las observaba con una ceja arqueada y los brazos cruzados. Su incomodidad
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