Cuando llegaron, la sala de banquetes estaba repleta de invitados.Con su excelente aspecto y sobresaliente temperamento, Rebeca atrajo la atención de un gran número de invitados nada más aparecer en la sala.El anfitrión de la fiesta conocía bien a Cristian y, cuando los vio, los saludó con una sonrisa.Justo cuando iba a saludar a Cristian y Rebeca, llegaron otros invitados a la entrada del salón.Al verlos, el anfitrión de la fiesta se quedó helado, sospechando que había visto mal.Los demás invitados también se sorprendieron al ver a los recién llegados.Rebeca y Cristian, de espaldas a la entrada, no tenían ni idea de lo que estaba pasando, y cuando vieron la repentina ráfaga de expresiones de sobresalto y sorpresa en los rostros de la gente, curiosamente estaban a punto de darse la vuelta para ver qué ocurría.No obstante, el anfitrión se les adelantó, y tras dirigirles una mirada de disculpa, pasó por su costado y se dirigió en dirección a la puerta.—Bienvenidos, señor Lafuente
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