Dave sirvió el huevo frito y, con calma, dijo:—No te preocupes. No pasó nada. Solo me abrazaste y no me soltaste.La mente de Bianca quedó en blanco al escuchar sus palabras.¡Resultó que ella había iniciado la intimidad!Bianca se sintió tan avergonzada que deseó desaparecer.—Bebí demasiado anoche, y no estaba pensando con claridad, así que…Dave pasó junto a ella con dos platos de desayuno. Los puso sobre la mesa, sacó una silla y se sentó.—El desayuno está listo —dijo, mirando a Bianca.Bianca cerró la boca y se sentó frente a él.Dave bajó la cabeza, ocultando sus emociones. Calmadamente cortó un trozo de huevo y lo comió pensativamente.Parecía tan compuesto, como si nada hubiera pasado la noche anterior.Al ver su expresión impasible, Bianca aclaró su garganta.—Señor Evans, no… no hicimos nada de lo que pudiéramos arrepentirnos anoche, ¿verdad?Dave la miró, un destello sutil brilló en sus ojos. De repente, se rió.—¿Y si lo hicimos, qué?Después de todo, ellos habían estado
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