Eva observó su vida entera con atención en los brazos de su cuñadp, aunque ciertamente, la atmósfera seguía densa.— ¿Cómo está mi hermosa bebé? — preguntó, sonriendo a la pequeña que le devolvía la mirada con curiosidad, y la tomaba en brazos.— Está bien, ha estado riendo y jugando. Parece que no tiene idea de lo que está pasando — dijo Gael, acariciando la cabecita de su sobrina —. Y eso es bueno.Gabriel se quedó mirando a Eva mientras ella interactuaba con Iris, sintiendo cómo su amor por ella se intensificaba.— Eres una madre increíble — murmuró, sintiendo que la admiración brotaba de su corazón.Eva lo miró, sonriendo.— Lo hacemos juntos, Gabriel. Esto es un equipo — dijo, sintiendo que el apoyo mutuo era lo que realmente los mantenía unidos.— Bueno, creo que aquí me va a dar diabetes. Me voy — manifestó bromeando Gael, alejándose.Los días pasaban en la mansión, y la tensión entre la familia se sentía cada vez más palpable. Nadie comprendía del todo qué estaba sucediendo, p
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